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Columna

Aprendizaje y desarrollo en Iberoamérica

“Aunque la IA está en boca de todos, más del 35% de las organizaciones encuestadas no la utiliza y solo el 10% explora...”.

Martha Castro Porto

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El aprendizaje y desarrollo corporativo en Iberoamérica está en plena transformación. Los avances tecnológicos, la evolución en la demanda de habilidades y la necesidad de mayor agilidad están redefiniendo las estrategias organizacionales.

Recientemente, la Universidad Tecnológica de Bolívar acogió la 4ª edición del Foro Iberoamericano de Desarrollo y Aprendizaje (FiAD). Este evento reunió a 35 gerentes, directores y jefes de gestión humana de diversas empresas en Cartagena, y a otro grupo de representantes de 24 ciudades y 15 países, incluidos México, Argentina, Chile y España.

El foro se centró en un interrogante clave: ¿Cómo enfrentan las organizaciones los retos de aprendizaje y desarrollo en un entorno en constante cambio? Las discusiones, respaldadas por una investigación previa, revelaron que las prioridades organizacionales en los últimos tres años giran en torno a cuatro ejes: la integración de la inteligencia artificial (IA), el fortalecimiento de una cultura de aprendizaje, el impulso a la innovación y el desarrollo de competencias blandas (soft skills).

Los resultados muestran contrastes interesantes. Aunque la IA está en boca de todos, más del 35% de las organizaciones encuestadas no la utiliza y solo el 10% explora el uso de tecnologías como el metaverso, blockchain o la realidad virtual y aumentada. En este contexto, las empresas enfrentan el reto de equilibrar la adopción de nuevas tecnologías con la construcción de culturas que promuevan el aprendizaje continuo y la innovación. El liderazgo, lejos de ser un tema agotado, se posiciona como el puente para conectar estas prioridades y guiar a las organizaciones hacia un futuro donde la adaptabilidad y las competencias humanas serán tan cruciales como la tecnología.

Las universidades, como centros de conocimiento e investigación, ofrecen programas académicos y talleres especializados que responden a las demandas de habilidades técnicas y blandas del mercado. Por su parte, las áreas de gestión humana identifican las necesidades específicas de sus equipos y articulan estas demandas con soluciones formativas innovadoras. Esta sinergia fortalece las competencias de los colaboradores y fomenta una cultura de aprendizaje continuo.

Un ejemplo de esta relación se observa en iniciativas como el FiAD, donde universidades y empresas convergen para discutir tendencias en aprendizaje corporativo. Se trata de una colaboración clave para construir organizaciones resilientes en las que el desarrollo del talento humano impulse la transformación y el crecimiento sostenible.

Las opiniones aquí expresadas no comprometen a la UTB ni a sus directivos.

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