comscore
Columna

El concilio y la silla de estiércol

Francisco dejó muy alta la vara en relación a la defensa de los derechos humanos, del Derecho Internacional Humanitario y que se mire en forma misericordiosa a los más vulnerables.

Orlando Díaz Atehortúa

Compartir

La palabra “cónclave” viene del latín “cum clavis” (bajo llave). En la actualidad se están reuniendo 133 cardenales en la “capilla sixtina” para elegir al sucesor del papa Francisco. Entre los purpurados con más opciones se encuentra un afrodescendiente “Fridolin Ambongo Besungu” de la República Democrática del Congo, un líder reconocido en ese país, de la orden franciscana capuchina, firme defensor de la democracia y los derechos humanos. Pastor de más de 7 millones de católicos. Cómo nos cambian los tiempos.

No siempre fue así, en el mundo ha existido mucha discriminacion racial y se han presentado unas historias de película, como la cinta “cónclave”, que nos pone a analizar el proceso de la elección del sumo pontífice, de las veleidades de los humanos, de sus intrigas, de sus triquiñuelas para llegar a cualquier tipo de poder terrenal.

En 1268 murió Clemente IV, también conocido como “Guido el gordo”, francés, ordenado sacerdote luego de fallecer su esposa. Se le recuerda por el enfrentamiento que tuvo con la dinastía de los Hohenstaufen y que desencadenó su desaparición. Se recuerda que era la casa de donde habían salido varios emperadores del sacro imperio Romano-Germánico desde el año 1138.

Luego de su muerte, la iglesia se quedó sin su líder espiritual, pasaron 2 años y nueve meses desarrollándose el cónclave más largo de la historia, 1006 días, se presentaron en esas épocas 3 inviernos, un motín, un techo arrancado por los feligreses, algunos purpurados se estaban muriendo de hambre, otros, de enfermedades, la elección del nuevo papa estaba en demasía enredada. Clemente IV fue enterrado en el convento dominico de Santa María Delle Grazie, en las afueras de Viterbo, pequeña población al norte de Roma.

En un inmueble de ese lugar fue que se reunieron 20 cardenales, todos de raza blanca, para elegir al nuevo pontífice. Una elección, al parecer fácil, los purpurados se dividieron en 2 bloques irreconciliables, los pro franceses que apoyaban a Carlos de Anjou y los pro gibelinos, que hacían fuerza por el emperador del sacro imperio. La lucha era a muerte, ninguno estaba dispuesto a ceder, una reunión que debía de ser pacífica se convirtió en una guerra fría, llena de calumnias, injurias, intrigas y silencios sepulcrales. En los primeros días todo era respeto y camaradería, pasados unos meses, los purpurados debatían, votaban, rezaban, le pedían al Espíritu Santo que los iluminara y luego volvían a comenzar.

Posteriormente dejaron de hablar, se encerraron en cuartos separados, pasaban las semanas sin cruzar palabras, el ambiente estaba muy caldeado, lleno de veneno, algunas veces; otras, de frialdad, como el hielo.

El pueblo de Viterbo estaba muy ansioso, muy frustrado, sin pontífice, no habían nombramientos, ni indulgencias, no se producían decisiones eclesiásticas, los ciudadanos se hallaban postrados. Los cardenales parecían reyezuelos, cada uno tenía su posición terca e irreconciliable, en nombre de Dios.

El desespero y la impotencia se apoderó de los pueblerinos, le cortaron a los purpurados el suministro de comida, quitaron las tejas de los techos para que el frío obligará a estos testarudos sacerdotes a ponerse de acuerdo, indudablemente, se trataba de un justificado secuestro colectivo. Estos cardenales, de una primigenia fingida diplomacia, pasaron a la angustia, algunos, cayeron enfermos, otros huyeron. Finalmente no eligieron a ninguno de los representantes de sus intereses, siendo nombrado un desconocido, que no se encontraba en esos recintos. Teobaldo Visconti se hallaba en tierra santa, como delegado del papa Clemente IV en una cruzada. Los enviados de los cardenales lo ubicaron, lo llamaron, lo esperaron durante semanas, hasta que el elegido arribó al lugar y fue coronado como papa en la basílica de San Pedro, su nombre, Gregorio X.

Éste no fue ajeno a los escándalos relacionados con el proceso de su elección, así, produjo el documento “Ubi periculum”, escrito ratificado por el concilio del 16 de julio de 1274, que fue incorporado al código canónico para establecer unos controles más estrictos a ese camino electivo.

Otra historia nos recuerda que en 1378 no fue elegido como papa un cardenal. En ese año se convirtió en pontífice el arzobispo de Bari, Bartolomeo Prignano, quien se convirtió en Urbano VI. Los purpurados se encontraban en Avignon (Francia). El Espíritu Santo alumbró los corazones de los pastores, eligiendo a Bartolomeo, no obstante, su elección no fue acogida por todos los cardenales, algunos, en su mayoría franceses, alegaron que esa designación se realizó bajo presión y que el elegido no era el adecuado para el cargo. Los franceses decidieron nombrar un papa alternativo, creándose una doble militancia papal, un pastor, en Roma (Urbano VI) y otro en Avignon (Clemente VII) situación que dio a lugar a un inmenso cisma o quiebre en la iglesia católica, con una gran inestabilidad espiritual.

Otra leyenda se presentó con la papisa Juana, se cuenta que en el siglo IX, se conoció el caso de una mujer, de origen inglés (otros dicen que era germana), que consiguió hacerse pasar por hombre, llegando a ser nombrada papa de Roma, que con los años fue conocida como la “papisa Juana”. Existe un tipo de asiento papal, que puede haber salido de la fantasía, conocido como “la Sella Stercoraria” o “silla de estiércol”, la cual dispone de un agujero en el centro de la misma, para un diácono, comprobar, mediante un palpado testicular, que el recién elegido pontífice si era varón, luego, el encargado de realizar esa labor, debía gritar “testículos habet” (tiene testículos) o “habet duos testiculos et bene pendentes” (tiene dos testículos y cuelgan bien) luego de lo anterior, si podía comenzar la liturgia de coronación. La iglesia católica nunca ha confirmado la veracidad de la leyenda de la papisa Juana o el ritual de la silla, lo que sí no pueden desconocer los purpurados son las historias del cónclave, que están bien documentadas a través de los siglos. Que el Espíritu Santo alumbre esta elección del papa, el pontífice Francisco dejó muy alta la vara en relación a la defensa de los derechos humanos, del Derecho Internacional Humanitario y que siempre se mire, en forma misericordiosa a los más vulnerables, a los más desprotegidos, a los más pobres de todo el mundo.

Adenda: Felicitaciones Dra. Laura Gil, actual embajadora de Colombia en Austria, con una votación mayoritaria se convirtió en la primera mujer en ser elegida como Secretaria Adjunta de la OEA, en julio y por 5 años comienza sus labores. Lo anterior se convierte en un claro referente moral para que el Senado de la República, elija Magistrada de la Corte Constitucional, es decir, seleccionen entre las doctoras Karena Caselles y Didima Rico. El otro ternado, el Dr. Héctor Carvajal, bien puede ser nombrado para otro cargo por el presidente Petro, quien, contra todo pronóstico racional, lo metió como ternado para esta delicada elección.

Únete a nuestro canal de WhatsApp
Reciba noticias de EU en Google News