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Columna

El apagón masivo del 28 de abril de 2025: ¿Cisne negro o negligencia previsible?

Jorge Fabra, expresidente de Red Eléctrica, describió el evento como una confluencia extraordinaria de factores.

ANTONIO SEGOVIA

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Introducción

El 28 de abril de 2025, España vivió uno de los episodios más críticos de su historia energética: un “cero eléctrico” a escala nacional. Aunque algunos califican el apagón como un “Cisne Negro” —un evento altamente improbable, de gran impacto y difícil de prever, según la definición de Nassim Taleb—, otros apuntan directamente a fallos de gestión y prevención por parte del Gobierno y de los operadores del sistema. ¿Fue realmente imprevisible o era una tragedia anunciada?

Contextualización

España ha liderado la transición energética europea, logrando que el 56,8% de su demanda eléctrica provenga de fuentes renovables. Sin embargo, la penetración masiva de generación intermitente (solar y eólica), el autoconsumo descentralizado y el cierre progresivo de plantas convencionales han debilitado la capacidad de respuesta ante fallos críticos. La propia Red Eléctrica advirtió en su informe de 2024 de un “riesgo severo” de desconexiones masivas. Paradójicamente, ni esas advertencias ni la experiencia internacional evitaron el apagón.

1. La explicación técnica: ¿qué pasó?

Jorge Fabra, expresidente de Red Eléctrica, describió el evento como una confluencia extraordinaria de factores:

- Se produjeron dos desconexiones consecutivas en el sudoeste peninsular.

- En la primera, el sistema logró recuperarse; en la segunda, se colapsó totalmente.

- La hipótesis más fuerte es una sobrecarga de generación solar que desestabilizó los flujos energéticos.

- El sistema, ante la caída de frecuencia y riesgo de daños mayores, se autoprotegió desconectando grandes áreas para evitar una destrucción más grave.

Fabra comparó el fenómeno con un coche que, en quinta velocidad, intenta subir una pendiente sin reducir marchas: el sistema termina “calándose”. Según él, la robustez técnica permitió recuperar el suministro en unas 9 horas, evitando una catástrofe mayor.

2. ¿Un ciberataque descartado? ¿Y las señales previas?

Aunque Red Eléctrica descartó rápidamente un ciberataque o un fenómeno meteorológico, Pedro Sánchez insistió en que “no se descarta ninguna hipótesis”, desviando además el foco hacia los operadores privados. Esta postura resulta llamativa:

- María Peral (El Español) señala que parece un intento preventivo de exculpar al Gobierno, cuando la presidenta de Red Eléctrica fue designada por el propio Sánchez.

- La falta de una explicación clara 25 horas después del evento alimentó la desconfianza política y ciudadana.

Pero lo más revelador es que cinco días antes del apagón, Repsol ya había alertado a grandes clientes de su refinería de Cartagena sobre un “fuerte fallo eléctrico ajeno a la planta”, obligándoles a suspender entregas y activar una cláusula de “fuerza mayor”. La comunicación, fechada el 24 de abril, advertía de una “parada inesperada por problemas técnicos con el suministro eléctrico”. Este episodio, poco divulgado, sugiere que ya había señales de desestabilización en la red antes del colapso del día 28.

Portugal, por su parte, solicitó a la Unión Europea una auditoría independiente para esclarecer las causas.

3. Impacto económico y humano

La Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), estimó las pérdidas en 1.600 millones de euros, lo que representa alrededor del 0,1% del PIB anual.

- Sectores más afectados: transporte ferroviario (50.000 personas atrapadas), telecomunicaciones, pequeños comercios y servicios de emergencia.

- En el ámbito sanitario, si bien los hospitales activaron generadores, los sistemas de oxígeno domiciliario colapsaron, obligando a traslados de emergencia.

- Se registraron cuatro muertes indirectamente relacionadas.

4. Antecedentes internacionales: ¿cómo reaccionaron otros países?

El apagón no es un fenómeno desconocido en el mundo:

- Nueva York (1977): apagón de 25 horas, caos social inmediato.

- California (2000-2001): apagones repetidos, reposición lenta y crisis política.

- Nueva York (2021): apagón parcial, restablecido en menos de 4 horas.

En comparación, la recuperación española fue moderadamente rápida (9 horas en zonas centrales), pero lenta respecto a estándares de países igualmente desarrollados.

5. ¿Promesas rotas?

En el pasado, tanto Pedro Sánchez como la presidenta de Red Eléctrica aseguraron públicamente que “un apagón como el de otras latitudes nunca podría ocurrir en España”. Hoy, tras el colapso, se repiten las mismas promesas de que “no volverá a pasar”, pese a que:

- Se ha demostrado la fragilidad estructural.

- Existen carencias de almacenamiento y de capacidad de respuesta rápida.

- Expertos como Carlos Cagigal advierten que nuevas desconexiones podrían repetirse si no se actúa de inmediato.

Conclusión

El apagón de abril de 2025 no fue completamente imprevisible. Existían señales claras, advertencias internas, y síntomas previos como la parada eléctrica en la refinería de Cartagena notificada por Repsol cinco días antes, que indicaban que el sistema estaba bajo presión. Calificar el evento como “Cisne Negro” encubre responsabilidades.

La sociedad española merece saber quién falló: si los operadores privados, la gestión pública o un diseño estructural que ignoró la necesidad de un equilibrio realista entre renovables, generación firme y almacenamiento.

La auditoría internacional será clave, pero la lección esencial está clara: la transición energética necesita robustez, planificación y transparencia. No solo optimismo político.

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