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Columna

Papa: milagros pendientes

“Durante su pontificado, Francisco dio timonazo a la Iglesia Católica encarrilándola por senderos de Justicia Social...”.

HENRY VERGARA SAGBINI

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Como era de esperarse de los argentinos, Jorge Mario Bergoglio las luchó todas desde el pitazo inicial hasta el último segundo de su vida. De padres italianos, nació en Buenos Aires (diciembre 17 de 1936) y antes de coronarse Papa de la Iglesia Católica (marzo 13 de 2013) se desempeñó como arzobispo de Buenos Aires: no se quedaba en sermones: marchaba en silencio, rodeado de buenos samaritanos, a los barrios humildes, ofreciendo sus manos, repartiendo alimentos, ropa, sanando heridas, sembrando semillas de esperanza. Durante su pontificado, Francisco dio timonazo a la Iglesia Católica encarrilándola por senderos de Justicia Social, síntesis de los Evangelios; protección del medio ambiente, practicando la humildad con hechos, no con sermones, sin importar etnias, filiaciones políticas ni religiosas, más allá de las camándulas y el Agua Bendita, convencido de que “la misericordia cambia al ser humano y al mundo entero”, instando a salir a la calle, recorrer los caminos, palpar desigualdades y ausencia de justicia social; génesis de la violencia que nos carcome.

“No es posible servir a Dios y al dinero, la revolución exitosa es tomar a Jesucristo como bandera, Dios no se cansa de perdonar, y la guerra, sea cual fuere su justificación, es la negación de todos los derechos incluyendo la Pacha Mamá. La Iglesia Católica debía pedir perdón por la extinción de comunidades indígenas y afrodescendientes”. Le dolía en el alma el maltrato infantil: “Niños hambrientos o abusados constituyen severísima acusación contra la humanidad, no está permitido mirar hacia otro lado cuando diariamente mueren de hambre 8.500 niños y otro tanto se negocian como mercancía sexual, sin una mano valiente que los defienda y acoja; nos acostumbramos a ver de lejos el sufrimiento ajeno. El escándalo no es la pobreza, es la riqueza derrochadora y ciega. La injusticia mata: ningún cristiano puede estar tranquilo cuando falte el ‘Pan nuestro de cada día’. La indiferencia, pandemia voraz y silenciosa, asesina más seres humanos que las bombas atómicas. “El escándalo no es que haya pobres, es que la riqueza se derroche. ¿Y, los seguidores de Cristo? No creo en los camanduleros empapados en agua bendita. Cuentan sus allegados que, días antes de su partida sideral (Vaticano, abril 21 de 2025), Francisco, el infatigable, hizo una lista de dolorosos conflictos que no pudo extinguir durante sus 12 años y 39 días de pontificado.

Lo intentará de nuevo, cuando lo canonicen oficialmente como ‘fabricante de milagros’: israelíes / palestinos; Putin / Ucrania; Maduro / Democracia; agua / aceite; Santos / Uribe.

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