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Columna

Navegando la era digital

“Presenciamos una era en la que los algoritmos dictan gran parte del comportamiento en nuestro diario vivir...”.

Alba Zulay Cárdenas Escobar

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Hoy la sociedad vive en un momento sin precedentes en lo que se refiere a la presencia de la tecnología en nuestras vidas. Las redes sociales, por ejemplo, tienen una amplia influencia en nuestras relaciones, en la forma de ver las cosas, en nuestras decisiones económicas y en nuestra manera de vivir.

En un escenario de este tipo, no solo es necesario aprender a utilizar estas plataformas de manera productiva, sino también advertir sobre los peligros latentes sobre su propio uso —que, sin agotar la lista, adoptan la forma de ciberdependencia, ciberamor, sexting o acoso en línea—. No cabe duda de que para navegar el complejo océano digital urge la necesidad de adquirir herramientas y conocimientos que nos orienten de forma consciente; sobre todo por la constante presencia del “Fear of Missing Out” (FOMO), que en español está llamado a ser el “Miedo a Perderse Algo” (MAPA).

¿Por qué es tan importante educarnos en el uso de redes sociales? Porque presenciamos una era en la que los algoritmos dictan gran parte del comportamiento en nuestro diario vivir. Si no entendemos cómo funcionan, corremos el riesgo de caer en ciclos de adicción y distracción. Por el contrario, ser conscientes de ellos y usarlos a nuestro favor nos impulsaría a monetizar nuestra actividad en redes sociales. Sin embargo, es crucial saber cómo hacerlo manteniendo límites saludables.

El llamado que hago tanto a los jóvenes como a la comunidad en general lo materializo con la publicación del libro “Buenas prácticas en el uso de redes sociales 2.0″, que retoma el objetivo de una primera versión publicada hace tres años (aunque con una actualización acorde a las nuevas realidades que vivimos). Ambas obras, en conjunto con un blog, un podcast y una biblioteca digital de historias gráficas bajo licencia creative commons, conforman un ecosistema transmedia (con nombre “MAPA”) que permite a los usuarios aprender con ayuda de recursos de distinto tipo a no ser simples consumidores pasivos de contenido, sino usuarios críticos, creativos y estratégicos.

Las redes sociales pueden ser herramientas de crecimiento o trampas de dependencia y gratificación inmediata. Depende de nosotros elegir hacia dónde vamos y qué camino tomar. Navegar sin rumbo en el ya mencionado vasto y complejo océano digital no es una opción. La tecnología no es inherentemente mala, es simplemente una brújula: si aprendemos a usarla bien, evitaremos perdernos en la corriente.

¡Eduquémonos, empoderémonos y usemos estas plataformas de manera saludable y sensata!

Las opiniones aquí expresadas no comprometen a la UTB ni a sus directivos.

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