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Columna

Chiquita Brands

“Nos acostumbramos a la violencia y esto no es bueno para nuestra sociedad. Una sociedad insensible es una población peligrosa”.

Orlando Díaz Atehortúa

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“Sacudida por el soplo invisible de la destrucción, también ella está en vísperas de un silencioso y definitivo derrumbamiento. Todo Macondo está así desde cuando lo exprimió la compañía bananera”. La hojarasca, Gabriel García Márquez.

A “Chiquita” la situación jurídica se le puso “grande”, mejor dicho, color de hormiga. Ante la evidente ineficacia de la administración de justicia en Colombia, miles de campechanos acudieron a la justicia civil americana para hacer valer sus derechos. Testigos de este inédito asunto, les explicaron a los jurados del tribunal que en el conflicto (donde uno de los actores eran las Autodefensas unidas de Colombia - AUC), esa compañía bananera financió con gruesas sumas de dinero a las AUC, donde algunos de sus integrantes asesinaron a sus familiares de forma salvaje.

El señor abogado Scarola acompañó en su dolor a las víctimas por más de 17 años, algunas fueron seleccionadas al azar para que rindieran testimonio; ellas expusieron el drama y la angustia vivida, aportaron pruebas: los jueces escucharon declaración a algunos empleados de la compañía, quienes expresaron que algunos directivos pasaban “listas negras” a las AUC para “eliminar” los campesinos que no quisieran vender sus tierras. En esta sentencia histórica se marcó un hito y un gran avance en la lucha por la defensa de los Derechos Humanos.

En nuestro país, son muy lamentables y precarios los resultados de la justicia en estos crímenes de lesa humanidad, decenas de personas le han contado a la Fiscalía, a la Justicia Especial Para La Paz (JEP), a los tribunales, a los jueces, sobre los hornos crematorios descubiertos en el norte del Santander, donde las autodefensas cremaron más de 100 cuerpos de personas asesinadas, además, de la participación de influyentes políticos en la creación y mantenimiento de bloques de autodefensa (como “El Capital”, que enreda a Francisco Santos), agregando la participación de algunos de estos en horribles asesinatos. Ante tanta villanía, siguiendo el humanismo de Isaac Asimov, no nos podemos callar: “Nos acostumbramos a la violencia y esto no es bueno para nuestra sociedad. Una sociedad insensible es una población peligrosa”; estas investigaciones se detienen, como un tren lento, se diluyen, como el humo de una fogata. El dolor y el llanto se estancan en las víctimas, como el agua de un florero. Con Howard Zinn, sentimos pena, su frase para terminar es elocuente: “No hay bandera lo suficientemente larga para cubrir la vergüenza de matar gente inocente”.

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