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Columna

La justicia, la gran prostituta

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Qué oportunidad histórica perdió esa bella mujer de caderas templadas, brazos fornidos, que lleva con estoicismo una venda en los ojos para no ver nada que le perturbe su tranquilidad, pero sobre todo su conciencia. Y que porta en la mano una balanza que no se debe inclinar hacia ningún lado.

Oportunidad para aplicar la justicia a personas de mucha importancia en la vida nacional, que han caído en el delito y que serían ejemplarizantes. Si eso se hubiera hecho, las cosas hoy serían a otro precio, y no estuviera la nación en la desbancada que hoy padece la justicia. Que ante tantos casos de impunidad de indiscutible evidencia, genera un enorme desorden institucional, quitándole total credibilidad al sistema.

Pero la historia de los desaciertos de esta insigne mujer es de vieja data. Nunca, aunque se tenían innegables sospechas de sus autores, se supo con total certeza quienes asesinaron a Gaitán, e incluso a Uribe Uribe. Esos fueron dos besos amargos de esta atractiva, pero esquiva mujer. O si se hubiese interrumpido el fraude electoral a Rojas Pinillas, que trajo fatales consecuencias para la vida nacional.

Si la justicia por ejemplo hubiera castigado a Ernesto Samper después de los vergonzosos eventos del proceso ocho mil (este caso es el punto de quiebre que produce la gran crisis y prostituye el sistema), las gentes le temieran a esa mujer, otrora virtuosa que fue la justicia, hoy llena de mucha vergüenza. O evitar que el caso Santos-Odebrecht quedara impune. O castigar los hechos del hacker Sepúlveda y sus cómplices.

O que de una vez por todas se clarifique si el presidente Uribe participo o no en el paramilitarismo (personalmente no lo creo). O si ‘Uribito’ desfalco al sistema de agricultura (los gringos dicen que no).

O el hecho sin precedentes, que tiene que ver con la inhabilidad para ocupar cargos públicos del exalcalde de Bogotá, Gustavo Petro, por el evidente despilfarro del erario en la implementación del sistema de basuras. O que el caso de Interbolsa no solo hubiera tenido el castigo que merecen, sino que hubieran devuelto todo el dinero robado a los ahorradores.

Pero lo peor que le ha pasado a esta insigne mujer, es que ha sido cautivada por un esposo peligroso, que le gustan los devaneos con el marxismo, y que le hace ver las cosas de otra manera, porque el amor se permite esas licencias. Hemos llegado a tal punto de quiebre que varios fiscales de la Nación, han estado cuestionados.

O el caso del fiscal Moreno, quien debía velar por la corrupción, y fue sorprendido en ella. O los magistrados del Cartel de la Toga vendiendo al mejor postor los fallos judiciales. Si algo le ha hecho mal a esta democracia es el comportamiento de esta desvergonzada mujer, hoy prostituida y embriagada de poder.

¿Qué pasa entonces cuando la Justicia se corrompe?

*Arquitecto.

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