Son 34 las excepciones que establece el Decreto 457, y muchas las personas exceptuadas que no tienen medio de transporte propio, ni un conocido que le dé el aventón. El gran trauma ha sido la movilidad. Cierto que Transcaribe y algunos pocos vehículos del servicio público están trabajando, pero con muy baja frecuencia y poca disponibilidad, porque al reducirse la demanda, también se reduce la oferta. ¿Quién va a asumir los costos de movilizar un vehículo si no hay pasajeros que permitan recuperarlos?
Las motos han demostrado ser el medio de transporte más eficiente en costo (combustible, mantenimiento y contaminación), tiempo de transporte, precio relativo, ocupación de vías, y cobertura origen-destino; amén de ser el preferido por los sectores populares, y el que mejor redistribuye el dinero entre ellos. Pero los agentes encargados de hacer cumplir las restricciones no entendieron que estas aplican a los individuos, no a los vehículos, si a quienes transportan, les está permitido, y que una norma nueva suspende las anteriores que le sean contrarias, así no lo explicite.
Sucedió que después de haber sido levantada la restricción de parrilleras en toda la ciudad, mediante otro Decreto la Alcaldía los prohibió todos (sin excepción de género) hasta ayer 5 de abril. La justificación fue el ser estas, a través del casco, un importante propagador del virus. En mi parecer, el riesgo de propagación es mayor en espacios cerrados y climatizados en los que todos respiran el mismo aire, respecto a los que poco se puede hacer, que en estos al aire libre y fuertemente impactados por la brisa. Pero los competidores y enemigos del mototaxismo han hecho ver lo contrario, y el viernes, día sin moto, no dejaron circular ninguna. Doble daño: a la movilidad y al ingreso familiar.
Posteriormente, el DATT aclaró y le dio sentido al Decreto: las prohibiciones no aplican a los vehículos sino a las personas. Quedaría por aclarar lo que para el suscrito es obvio: el conductor que transporta a una persona exceptuada de la prohibición también está exceptuado; o aún más, igualmente si se presta un servicio útil a la sociedad, aunque este sea informal. Si así se entendiera, se estaría aliviando un poco la falta de ingresos en algunos hogares, y poco a poco se podría ir normalizando la economía local, aislándola del resto del mundo y del país mientras se erradica la pandemia. Antes de abundar en prohibiciones se deberían valorar adecuadamente el instinto individual a preservar la salud, y el temor de contagiar a otros, innato en el ser humano.
Adendum. Un dato errado, entregado por el sistema nacional de salud y publicado por http://coronavirus.app/map, provocó una conclusión esperanzadora pero falsa en el escrito del lunes anterior, presento excusas. En realidad, todos los indicadores han seguido incrementándose; y el de enfermos, de manera exponencial.
*Ing. Electrónico, MBA