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Columna

Cinco localidades

“El atraso y la falta de oportunidades de comunidades ancestrales, con un marcado componente étnico, son insostenibles además de injustificables e inaceptables. Es hora de (...)”.

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El Distrito Capital de Bogotá tiene una población cercana a los 8 millones de habitantes, distribuidos en 20 localidades. El Distrito Especial, Industrial y Portuario de Barranquilla tiene un millón doscientos mil habitantes, y su territorio está ordenado en cinco localidades. El Distrito Turístico y Cultural de Cartagena de Indias, con una población de un millón de hombres y mujeres, está organizado en solo tres localidades.

La realidad actual muestra a una ciudad heroica con grandes asimetrías en su desarrollo económico y social. Es, desafortunadamente, una de las ciudades colombianas con mayores niveles de inequidad, exclusión, pobreza y pobreza extrema. Esa pobreza está focalizada en unos territorios específicos, habitados mayoritariamente por personas con bajos niveles de educación. Gobernar a Cartagena de Indias se ha vuelto casi imposible desde hace 30 años. Los efectos de la descentralización y el cambio en el sistema de administración, que pasó de la designación de la máxima autoridad del Distrito desde el gobierno central a la elección popular del burgomaestre, ha generado una pugna por el gobierno y el poder que ha acentuado el grave problema de la pobreza en la ciudad.

Si a ese drama social le sumamos las particularidades de nuestro territorio, se hace evidente la necesidad de repensar y reordenar nuestro espacio físico y la forma de gobernarlo.

De los pocos consensos que hay en la ciudad, uno de ellos es que la población menos atendida, más pobre, es la del área rural de nuestros corregimientos continentales e insulares. El atraso y la falta de oportunidades de comunidades ancestrales, con un marcado componente étnico, son insostenibles además de injustificables e inaceptables. Es hora de acercar al gobierno a esos conciudadanos históricamente abandonados. Una forma de hacerlo es crear una localidad corregimental, que tenga un alcalde menor que concentre el ciento por ciento de su esfuerzo y trabajo en atender y, de ser posible, resolver sus problemáticas y necesidades de inversión social y productiva.

De igual forma, es evidente que la hoy llamada Localidad Histórica y del Caribe Norte abarca la mayor población, territorio y tiene exigencias muy heterogéneas dentro de su geografía. Además, en ella se encuentra el Centro Histórico del Corralito de Piedra, sitio de reconocimiento mundial por la Unesco, visitado por propios, turistas nacionales e internacionales. Para mantener la condición de Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad, y sostener una oferta turística competitiva, es hora de pensar en una quinta localidad, Histórica y Patrimonial, que abarque tanto al Centro Histórico como a otras zonas de características similares.

Ya dimos el primer paso presentando un proyecto de Acuerdo en esta vía. Necesitamos ahora la concurrencia de la participación e inteligencia colectiva.

“El atraso y la falta de oportunidades de comunidades ancestrales, con un marcado componente étnico, son insostenibles además de injustificables e inaceptables. Es hora de (...)”.

*Concejal de Cartagena

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