El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) acostumbra a publicar anualmente el Informe de Desarrollo en las Américas, donde se analiza un tema de importancia para la región. En 2018 el reporte se titula “Mejor gasto para mejores vidas”, el cual examina el gasto público regional con el fin de determinar cómo América Latina y el Caribe puede hacer más con menos. Me gustaría resaltar algunos de los mensajes del informe.
Un primer elemento es el aumento que se ha dado en el gasto público alrededor del mundo. Por ejemplo, el gasto público como porcentaje del producto interno bruto (PIB) se incrementó del 5% a comienzos de los años noventa, al 22% en 2018. Sin embargo, en el mundo desarrollado, esa relación es casi dos veces superior a la de los países en desarrollo, incluyendo América Latina y el Caribe (40% vs. 20% del PIB, respectivamente). Un punto adicional es que, debido al último auge de las materias primas de la década de 2000, nuestra región incrementó el tamaño de la participación pública a un 25% en su conjunto.
Otro aspecto que señala el reporte es que el incremento en el gasto no se refleja de manera similar en aumentos en el capital físico y humano de calidad, o en beneficios sociales duraderos. Destaca que esto ocurre especialmente en aquellos países donde hubo un mayor aumento, que hoy enfrentan grandes retos en sostenibilidad fiscal y crecimiento económico. También encuentra que la poca eficiencia en el gasto se da por igual en países grandes y pequeños.
El informe señala que, en una estimación moderada de las ineficiencias en adquisiciones, en el gasto en nómina salarial y en transferencias focalizadas, la ineficiencia promedio total del malgasto en la región es cercana a 4,4% del PIB y representa, en promedio, alrededor del 16% del gasto público. Esa estimación varía entre países del 7% del PIB en Argentina al 1,8% del PIB en Chile. En Colombia alcanza 4,8% del PIB.
El estudio concluye que la ineficiencia promedio del 4,4% del PIB es mayor que el gasto corriente promedio en salud (4,1%) y casi tan grande como el gasto promedio en educación (4,8%) en la región. Con un total de US$220.000 millones, las ineficiencias regionales superan el PIB total de Perú (US$190.000 millones) y casi equivalen al total del PIB de Chile (US$250.000 millones). Corregir estas ineficiencias sería más que suficiente para eliminar la brecha en pobreza extrema e incluso para disminuir la pobreza moderada en numerosos países. Por ejemplo, con los ahorros se podrían construir 1.225 hospitales con 200 camas (unos 47 hospitales más al año en cada uno de los 26 países).============03 text-opinion-final-columnista (758971)============