La capital del Departamento de Sucre, necesita con carácter urgente asumirse y proyectarse como la ciudad - región que, erigiéndose en articuladora del desarrollo y crecimiento regional, sea dispensadora de la dinamización que este modelo de planificación urbana y territorial proyecta y genera integralmente en la totalidad del territorio que la compone.
Y es que aquí, en Sincelejo, converge todo ese espacio geográfico, humano, ambiental, económico, cultural e identitorio, que conforma la muy definida región sabanas del departamento de Sucre, y las demás subregiones que integran su jurisdicción administrativa y política, contribuyendo en doble vía a las dinámicas humanas, económicas, sociales, institucionales y culturales que hoy nos convocan a sus ciudadanos a transformar las potencialidades de una y otras en el mañana inmediato.
A conformar la ciudad - región, que se convierta en la fuerza impulsora de un crecimiento económico sostenido e inclusivo, fomente el desarrollo económico local y regional, la generación de empleo en los diferentes niveles de las unidades de producción establecidas en el territorio conformado como tal, e interconectado con los mercados y centros de oferta y demanda de bienes y servicios susceptibles de motivar nuestro interés y provisión.
En su discurrir de cincuenta años como capital del Departamento de Sucre, Sincelejo ha sido “marginal”, hija bastarda del Departamento de Sucre, excluida sin razón ni justificación alguna de los planes de desarrollo departamental, PDD, las políticas públicas para sus municipios, de los programas, proyectos y presupuestos, infraestructura y equipamiento urbano, y de cuanta inversión hubiese podido beneficiarla por derecho propio y contribuir de manera efectiva y continua a su crecimiento, progreso y desarrollo.
Ningún gobernador de Sucre, y todos han sido negados de sus deberes para con Sincelejo, ora como municipio, el más importante de su jurisdicción, ya como la ciudad capital del departamento que les tocado en suerte, o, ¿mala suerte?, gobernar, administrar o cualquier otro fin que los haya animado a “prestar su desinteresado y patriótico concurso”, a la tierrita que los vio nacer.
Corresponde entonces a la historia imponer la reparación y compensación debidas a Sincelejo y a Sucre, a los ciudadanos que estoicos han soportado el fardo abrumador del desamparo y el desentendimiento del Departamento de Sucre para con el municipio de Sincelejo, su capital.
Por eso, en mi condición de sincelejano y sucreño humillado y ofendido como ustedes mis conciudadanos, los convoco a todos a emprender la cruzada por el resarcimiento y la reparación debidas que nos imponen nuestra dignidad y nuestros derechos suplantados.
¡Atrevámonos!