En Cartagena, se hacen encuentros para plantear alternativas de manera que esta urbe salga de la crisis política y social. En uno de esos eventos, Juan Gossain planteo campañas a favor de la cátedra de civismo electoral en colegios, universidades, juntas comunales, gremios y la industria, al igual que una alianza de los medios de comunicación, la academia y la juventud para hacer veeduría y desplazar a los corruptos. Compartimos esta propuesta, por la que hemos venido trabajando toda la vida.
En la academia ese concepto se define como la promoción de la participación y la formación en competencias ciudadanas, que estamos en mora como sociedad de efectuar para que los cartageneros tengan las capacidades para cumplir con los deberes, así como de gozar de sus derechos. Desde la casa hay que iniciar la orientación a la familia, pero si sus miembros carecen de esas habilidades se produce el actual estado de indiferencia por lo cívico en la mayoría de la población.
Mientras en las reuniones se hable de los estamentos, pero no se dé en ellos participación a representantes de cada uno de los sectores de la vida local, reservándose el derecho de invitar a un círculo de personalidades que asumen sin legitimidad la vocería general, este es un acto de exclusión que atrasa más el proceso de transformación social para que Cartagena sea la metrópolis del Caribe, sitial que está llamada a ocupar desde su fundación. Esa costumbre de no incluir a los otros pasa inadvertida por lo común, pero alimenta la discriminación que tanto perjudica a esta ciudad, verbigracia un evento realizado sobre derechos humanos en el santuario de San Pedro Claver, donde ninguno de los panelistas era de la raza negra, y provocó la siguiente reflexión: ¿San Pedro Claver, al no ver un negro entre los disertantes estaría satisfecho, cuando su ideal era la superación humana de los afros?
La integración social para el desarrollo, lejos de ser una utopía, debe ser una doctrina para todo aquel que ejerza cualquier tipo de liderazgo por Cartagena, y más para los que gozan el poder en la toma de decisiones. De lo contrario, si los problemas sociales siguen en aumento, haciendo insosten ible la vida segura en la Heroica, los acaudalados se marcharán a vivir en sus propiedades del exterior, pero un día en el otoño de su existencia, cuando miren atrás y le cuenten a su descendencia su procedencia, estos los enjuiciarán por no haber hecho lo suficiente para salvar a su ciudad.
BERNARDO ROMERO PARRA*coequipo@gmail.com*P.U. Comunicación Social Periodismo
BERNARDO ROMERO PARRA*
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