Mucho se ha dicho últimamente sobre violación de normas urbanísticas, construcciones que afectan el patrimonio histórico de la ciudad, licencias falsas o adulteradas, funcionarios encargados del control urbano que se hacen los de la vista gorda ante los desafueros cometidos por constructores de todos los pelambres y toda una serie de perlas relacionadas.
A raíz del fuerte aguacero del ocho de diciembre circularon por las redes sociales impresionantes fotos y videos que mostraban las consabidas inundaciones en Bocagrande y otros sectores de la ciudad donde se construyen algunos canales cuya capacidad ha sido cuestionada por los moradores de esos sectores sin que se vea la voluntad del Distrito de tomar los correctivos del caso.
De esas evidencias fotográficas y fílmicas vale la pena destacar las que muestran vehículos de alta gama sumergidos totalmente en el agua estancada en semisótanos construidos en edificios del exclusivo sector de Castillogrande, así como el cuerpo de bomberos, que tradicionalmente va a sectores marginados, colaborando con la evacuación de las aguas estancadas en esos espacios de estratos altos, por debajo del nivel normal.
Vale la pena destacar que el POT, en su “Artículo 234, sótanos y semisótanos, establece que únicamente se permitirá la construcción de sótanos y semisótanos que sean destinados a garajes, depósitos, cuarto de máquinas, etc. dentro de ciertas condiciones”. La más destacable y favorable para los constructores es: “el área de sótanos y semisótanos que se destinen a estacionamiento, no se computará en los cálculos del área total construida”. El parágrafo único, de este artículo, establece que “No se permitirán sótanos ni semisótanos en zonas que tengan alturas inferiores a dos metros (2 m) sobre el nivel del mar”.
Este parágrafo es violado sistemáticamente por los constructores con la venia de los curadores, que se apoyan en documentos suscritos por profesionales de dudosa credibilidad, como el caso de una obra que se iniciaba en Manga, a una cuadra de la avenida Miramar, la cual fue suspendida por orden judicial al encontrarse dentro de los documentos una certificación que establecía que dicha zona cumplía la condición prohibida en el POT.
Esa es la norma y hay que cumplirla, aunque desde el punto de vista de la ingeniería moderna existan muchos métodos constructivos para hacer esas obras sin que tengan filtraciones y/o inundaciones, como es el caso de la cuestionada obra del centro comercial la Serrezuela, donde se construyó un semisótano de gran profundidad sin que se afectaran las construcciones vecinas y con cero filtraciones.
En una ciudad en riesgo frente al fenómeno del cambio climático no deberían cometerse estos desafueros en contra de los intereses económicos de los incautos compradores.