¿Para qué estamos en esta vida? Es tener la conciencia tranquila reconociendo que todos somos pensadores con capacidad para meditar sobre nuestra vida con serenidad, aceptando en principio que hemos pecado y cometido errores en esta vida para de esta manera asumir y aceptar nuestra forma de ser, un humano como cualquier otro con capacidad para pensar y meditar y darnos cuenta que no estamos solos, que hay alguien en nuestra existencia que nos orienta para el bien o para el mal.
Debemos entonces aceptar lo que somos pero esforzarnos y buscar siempre la verdad partiendo de la conciencia de que somos seres humanos que sentimos, que somos débiles, que somos pecadores pero Dios también está dentro de nosotros, con la claridad de que el demonio trae fuertes tentaciones y esto es propio de todos los seres humanos.
Algunos dirán es que es delicioso gozar de la vida, parrandear, vivir amores con otras o con otros porque esta vida es una sola y como piensan muchos es mejor ser gozador porque ya lo que pasó ocurrió y es mejor vivir el presente a plenitud, gozar los momentos actuales y recordar con alegría los momentos que hemos vivido.
¿Qué significa buscar la verdad? ¿Dónde está la verdad? ¿Quién tiene la verdad? Hay, sin duda, fuertes o débiles sensaciones, recordar o revivir el pasado, aprovechar las empatías para tratar con los seres humanos y afrontar el futuro atrapando los instantes que en suma son la vida.
Muchas personas viven más del pasado que el presente, y otros, los contemplativos, de pronto tienen más ilusiones y vislumbran un futuro venturoso.
Definitivamente es importante seguir el principio famoso: caminante no hay camino, este se hace al andar. Lo que pasó ya pasó, afronta el presente y piensa en futuro y ¿cuál es la mejor ayuda además de la fe y la oración y es ni más ni menos que desarrollar y ampliar la capacidad de pensamiento leyendo libros que a través de la propia imaginación del escritor nos habla, haciendo y viviendo los instantes constructivos a través de la lectura y la oración que alimentan el alma, siempre, ojalá para el bien, ojalá para la justicia humana y cristiana.
Y proponte algo, lee más libros que alimenten el espíritu y te den la energía espiritual para continuar la existencia.
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