El precio del petróleo no progresa como se esperaba. En el último par de semanas perdió más de 10 %, luego de un promisorio repunte por los recortes de la OPEP y sus aliados el año pasado. Hay consenso en continuar las restricciones al reunirse el próximo 25 de mayo. No renuncian a la estrategia. Piensan limitar producción para reducir inventarios globales y regresar a contango, cuando las entregas futuras valen menos que las corrientes. Se estima que sobran 300 millones de barriles para normalizar disponibilidades.
En el papel, la demanda excede la oferta, pero no se confirma hasta ahora en el comportamiento de lo almacenado. Ha estado más débil de lo previsto. Los EE. UU. crecieron apenas 0,7 % anualizado el trimestre pasado, y un invierno moderado ha requerido menos petróleo. La India arrancó lenta, América Latina apenas crece y Rusia está en recesión. Europa anda mejor, pero consume menos combustibles líquidos. Sólo el Oriente tiene algún dinamismo. Pero se mantiene vivo el optimismo. Todavía se piensa que la demanda crecerá este año alrededor de 1,5 millones de barriles día (bd).
Por el lado de la oferta hay sorpresas, y un tributo al dinamismo de la empresa privada. El petróleo de esquistos en la cuenca Permian de Nuevo México y Texas añade 800.000 bd este año, casi la mitad de los recortes de la OPEP. Los frackers sorprenden. Su inversión sumará 53.000 millones de dólares en el 2017, un aumento del 38 %.
Asombrosos avances en productividad permiten invertir con buenos retornos en el enrarecido ambiente de menos de 50 dólares por barril, pero, además, aprovecharon el repunte por los anuncios de la OPEP para amarrar favorables precios futuros (backwardation, lo contrario de contango).
La cuenca Permian es muy generosa. Aún no se conocen todas sus reservas, pero la estrategia de los frackers, como Occidental Petroleum o EOG Resources, es seleccionar las acumulaciones más ricas y dejar el resto para otro día. Ayuda, además, tener financiación y densidad de infraestructura física y de servicios.
Aún es probable que la Arabia Saudita y sus aliados logren su cometido, al menos a corto plazo. Lo dicen casi todos los analistas. Los inventarios útiles para el consumo se reducirán, aunque claro, mejores precios traerán más fracking en depósitos cuyo agotamiento no está a la vista, sin contar nuevos desarrollos de esquistos de grandes reservas como Vaca Muerta, en Argentina. El equilibrio será frágil.
Con el costo marginal de un barril de esquistos como rector de precios futuros, Colombia con sus yacimientos mediocres, sus barreras institucionales y sus altos costos de transporte está en desventaja. Mentes muy, muy abiertas podrían quizá aprovechar los yacimientos de insinuados en el Magdalena Medio, pero eso no está en las cartas.
La edad de folletín petrolero criollo es cosa del pasado. El gas en cambio, de confirmarse una gran provincia gasífera en el Caribe, es una esperanza… todavía lejana.
RODOLFO SEGOVIA
ress7404@me.com