El periodista norteamericano Lawrence Lindt es autor de varios libros sobre los grandes compositores: “Historias curiosas de la música,” “Historias insólitas”. En uno de ellos: “Historias de la Historia de la Música” menciona a Bach, Handel, Mahler, Rossini, Chopin, Haydn, Mozart, Beethoven y cuenta episodios no destacados en sus biografías.
Precisamente sobre Ludwig van Beethoven con excesiva curiosidad, revela algunas intimidades del compositor. Según el autor Beethoven se mudaba con frecuencia, más de dos veces por año, por problemas con sus vecinos y en otras ocasiones debido a su estrechez económica. Según Lindt, un amigo del compositor ante la dificultad, le entregó una melodía para que compusiera variaciones. Así lo hizo, Beethoven la ofreció como pago al casero, que aceitó el trato y la llevó a un editor. El casero regresó feliz y le dijo a Beethoven ¿por qué no me da más papelitos de esos?
También cuenta que en las casas donde vivía: “una casa de tres pisos; en una habitación tres pianos, sin patas, Varias maletas regadas en el piso, sillas con tres patas, una cama que era un saco de paja y una manta muy fina. Una palangana como lavabo en una mesita y ropa por el suelo”. Carl Maria von Weber, recordó que en cierta ocasión lo encontró en una habitación yerma; por el suelo estaban partituras, prendas, dinero, un orinal, ropa sucia. Beethoven vestía una bata andrajosa con los codos rotos”. Acotemos que Beethoven era soltero y no tenía Ama de llaves,.
Pero no deseo desmitificar más al maestro, por ello recuerdo que Bettina Brentano, con la cual tuvo un romance, lo describía como “un grande en espíritu, corazón y una frente divina notablemente arqueada por la armonía que habría que admirarla como a una obra de arte”…En todo lo que tiene que ver con el arte es tan soberano y verdadero que ningún artista se atreve a acercársele, pero en todo lo demás es tan ingenuo que se puede hacer de él lo que se quiera”. Su ropa es destrozada y su aspecto es desastroso pero a pesar de ello tiene una presencia imponente y señorial”.
La relación de Joseph Haydn y Beethoven no era la mejor. Sin embargo, él lo respetaba por su obra. Ludwig era romántico, por el contrario Haydn era clásico. Haydn le envió una carta y escribió: “Tiene usted mucho talento y progresará en el futuro. Posee una gran inspiración y no sacrificará jamás un bello pensamiento a una regla tiránica, lo cual me parece razonable, pero sacrificará las reglas a su fantasía, pues me parece que usted es un hombre que tiene varias cabezas, varios corazones, varias almas. Creo que se descubrirá en sus obras algo inesperado, insólito, sombrío porque usted mismo es un poco sombrío y extraño, y el estilo del músico revela siempre al hombre” (*)
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