Inaceptable, condenable la amenaza tajante que un energúmeno, conscientemente ha lanzado contra la ministra- Judas por demás- Gina Parody y la senadora Claudia López-que se cree dios, muchas veces- todo por su orientación sexual, emitida por un tal Joey Spardi, que el día menos pensado sale con un rifle a concretar su esquizoide sueño.
Es vergonzosa para la humanidad la masacre en el bar gay de Orlando Florida, como para que uno o muchos colombianos sumen más tragedia a la estadounidense.
El que quiera ser gay que lo sea, sin perjudicar a nadie; de hecho muchos lo hacen y asumen su identidad con el mayor respeto incluso que los heterosexuales. Algunas mentes primitivas, como el caso del enmascarado Spardi, gritan a todo pulmón: “maten a Gina Parody” solo por ser lesbiana, no hay derecho a eso. Un pronunciamiento de rechazo no basta, se solicita exhaustiva investigación y resultados.
Nadie tiene derecho a acabar con la vida de otro por su condición sexual, donde el misticismo prevalece, porque como decían las abuelas: “de marica, putas y locos, todos tenemos un poco”, tan es así que a muchos machos- machos y hembras-hembras- sin una sola gota de licor encima- le cogen el “culo” como dicen los españoles, a los de su mismo sexo, entre juego y juego, toque-toque, sin desconocer el agarrado del “mandado” que también se da entre risas, ocultando lo poquito o mucho de los que se tiene un poco. ¿Acaso es mentira?
¿Cuál es el problema que un par de hombres se besen o lo hagan unas mujeres entre sí? Problemas son los que acaban con las inversiones de la comunidad, que van a parar a sus casas con piscinas, más no la de tener relaciones sexuales entre personas del mismo sexo.
Merece reproche el comportamiento mermelado de Gina Parody, al punto de condena social, pero no su preferencia sexual. El sueño debería ser que Gina Parody responda por su ambiguo comportamiento ético moral administrativo, y no verla tendida en Pulse Nightclub de Orlando.
Estamos en mora de desarrollar la tolerancia a la diferencia, basada en el respeto y los límites; asuntos que deben ser inculcados desde niños en las escuelas. El trabajo está allí, en los niños, sugiriéndoles un comportamiento sexual de la relación hombre–mujer que sí se debe señalar y así lo defiendo, pero una vez la persona tenga conciencia de su preferencia sexual, se debe respetar. La falta de tolerancia, la desigualdad, la injusticia nos está matando.
COLETILLA: María Victoria Sotto de Guerra, esposa del exgobernador de Sucre, Julio Cesar Guerra, parece que se ha convertido en vergüenza para la poderosa familia Guerra, ya que algunos de sus reconocidos miembros me han solicitado que no coloque el “de Guerra”, cuando me refiera a ella; petición imposible de cumplir. Julio Guerra, María Victoria Sotto de Guerra, David Elías Guerra, y Rildo Herazo reúnen al parecer todos los elementos delincuenciales para ser investigados y condenados por enriquecimiento ilícito, ante su paso por la gobernación de Sucre; no es sino ojear sus movimientos comerciales injustificables aun con su riqueza. El delictivo actuar de la banda de los cuatro, sumió aún más a Sucre en desesperanza, pesar, hambre, muerte y olvido. ¿Hay que olvidar el proceso D-2014-84-706484 ante la justicia, por delito de contratación estatal, de esa administración? Otro que debe ser investigado al parecer por enriquecimiento ilícito es el exalcalde de Sincelejo, Jesús Paternina, alias el “el Mono Papayo” y sus papeles de Panamá. Los delincuentes no pueden acabar con un pueblo y seguir como si nada. Prefiero la intensidad que el olvido.
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