La transparencia, vista como la limpieza de ánimo en el actuar, es un presupuesto para la verdadera realización de la democracia en todos sus componentes. Su rigurosa observancia es lo único capaz de elevarnos y hacernos personas y ciudadanos verdaderos, corresponsables de lo público y constructores de una real gobernabilidad y no simples sujetos que exigen derechos.
El país es testigo de las consecuencias funestas de la corrupción y es una realidad medida y estudiada por instituciones que saben hacerlo, que ella permea ampliamente a nuestra sociedad.
El alcalde Duque anunció su compromiso para defender este bien democrático. Sin embargo, no solo a él corresponde esta actividad, aunque se le exija mayor diligencia. Para que sea un asunto de todos, bueno es tener presente que debemos pasar de la voluntad a la práctica. Mucho es lo que podemos y debemos hacer, pero frente al pacto que ha anunciado el burgomaestre, se actualiza una nueva oportunidad de reconstruir los esfuerzos que en el pasado se hicieron, constituyendo desde y con la participación de las diversas organizaciones de la sociedad civil, un comité que contribuya de forma activa a hacer seguimiento a los compromisos de la Administración en este ámbito que también rinda sus cuentas.
Esto demanda un compromiso común y un trabajo activo, que no puede ser de unos pocos, porque no es menos cierto que esto impone mucho trabajo y comporta muchos riesgos. Y porque además, los grandes cambios de la sociedad no los hacen pocos, sino como decía el profesor Von Ranke, “demanda el espíritu activo del pueblo.”
Sugerimos a nuestros gobernantes territoriales en todo Bolívar adoptar compromisos de esta naturaleza y en particular, algunas acciones que contribuyen a lograr tan alto fi., tales como: democratizar el presupuesto, en el sentido de que todos los empresarios puedan acceder en condiciones de equidad a la contratación; adoptar un modelo estándar de licitaciones; llevar a la mínima expresión los contratos interadministrativos; volcar la mayor parte de las rentas de libre destinación a la educación, que es la más valiosa herramienta para forjar una sociedad con capacidad de interlocución; rendición constante y efectiva de cuentas; publicar los proyectos de decretos para comentarios de la comunidad, antes de su expedición.
Con medidas como estas, quienes nos gobiernen podrán ser recordados como hacedores de un caudal político, seguramente muy lento pero genuino y perdurable.
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