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A 45 días de las elecciones, se escucha lastimosamente en las calles que este año las tarifas que pagan los corruptos han sido de: $3.000 pesos por el solo hecho de asistir o “hacer bulto” en una reunión política “para que el aspirante crea que el líder tiene gente”; $15.000 “por zonificarse en determinado puesto”, y que se comprará el voto a una tasa promedio de $35.000 pesos.

Asimismo son muchos los afiches en postes y paredes, gorras, suéteres chinos estampados, costosos comerciales en la televisión local, pancartas, volantes, anuncios en casi todos los programas de radio, y chicos en los semáforos con pendones en su espalda invitando a los cartageneros a que voten por tal o cual aspirante. En cambio otros han recurrido ilusamente a la confianza que genera la reputación de conocidos personajes del orden nacional para que convenzan a los cartageneros de lo que ni ellos mismos han podido convencerlos: que son la panacea y solución a toda la problemática social que vive la heroica y sus corregimientos, y que desaparecerán de un día para otro la miseria, la inseguridad, el pandillismo o el desempleo.

Por otro lado no falta el candidato que quiere continuar con el monopolio de los contratistas barranquilleros en el distrito por 4 años más, dejando sin empleo a la clase profesional local. Y ni qué decir de los que ya han ostentado un serio poder político en la ciudad y al cabo de años de mandato los únicos problemas de vivienda, ingresos, y transporte que han resuelto son los suyos personales y los de su familia, mas no los que deberían ser primero: los de la gente.

Estamos en un momento en que el cartagenero no debe dejarse endulzar por esos aspirantes que ahora se dan golpes de pecho, se autoproclaman como los depositarios únicos de la moralidad, se rasgan vestiduras y hacen señalan y estigmatizan a los otros postulados de estar contaminados por las fuerzas del mal, como argumento para deslegitimarlos, mientras que se hacían los ciegos, sordos y mudos, pues cuando ocuparon sus puestos de gobierno absolutamente nada cambió en Cartagena.

El ciudadano de a pie, la gente de bien, el que verdaderamente quiere un cambio en la política local, incluso el que tiene pensado vender su consciencia el próximo 25 de octubre, debe reflexionar y empezar a tomar una actitud más responsable por su ciudad, y pensar que se debe votar por propuestas no por avisos, que un programa de gobierno de 13 o 17 páginas, etéreo y gaseoso, como los de algunos “ex” no alcanza ni tiene la talla mínima necesaria para abordar la problemática local. Y que $35.000 pesos no duran 4 años, por ello se debe votar por la propuesta que mejor convenga a los cartageneros. La que tenga en cuenta que lo primero es la gente.

*Concejal Alianza Verde

clamuro13@gmail.com

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