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Columna

El triunfo de las ciudades

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Esta quizás será mi última columna ya que opté, como cartagenero y miembro de un partido con optimismo en el progreso, por mirar a la Aduana. Por eso dedicaré estas líneas al que considero es el texto mundial cumbre sobre la buena dirección de las urbes. Dicha obra se titula: “El triunfo de las ciudades” y fue escrita por el economista de Harvard, Edward Glaeser, estudioso de políticas urbanas exitosas y fracasadas. En diez capítulos Glaeser, que considera a las ciudades nuestra mejor creación, con conocimiento enciclopédico se ocupa de: la pujanza intelectual y mercantil de ciudades portuarias; el boom informático de Bangalore y Silicon Valley; la decadencia de las ciudades; ¿cómo prosperan las ciudades?; etc. Estas tesis sirven mucho a nuestro Corralito de piedra.

Movilidad: hace unos años Londres vivió problemas similares con los trancones y la respuesta fue hacer más vías. La sencillez de la salida ocasionó mas embotellamientos pues la gente se vio estimulada a comprar más carros por haber más vías. Ante esta paradoja, después de varios ensayos se creó el mecanismo del cobro por congestión en zonas de tráfico denso, aunado a un buen transporte público, resultando esto en un descenso de los trancones. Conclusión: la movilidad mejora no solo con más vías.

Desarrollo, reinvención y administración: la ciudad especializada en la industria es cuento del Siglo XIX. Hoy se impone un aparato productivo diversificado y amplio, con mucho comercio y servicios competitivos de alta calidad. Retomo lo dicho un día: el fracaso de Detroit, San Luis, Pittsburg y Liverpool vino de la mano del deterioro de sus fábricas y de que las alcaldías no supieron enfrentar eso e hicieron inversiones erradas. No así New York y Milán. Estas dos, otrora potentes urbes fabriles, ante la decadencia de sus industrias invirtieron en capital humano y ampliaron sus economías dando un viraje al caos, y hoy exhiben prosperidad que viene de tener otras áreas que las hacen florecer. Milán, que antes dependía en buena medida de las fábricas de llantas, hoy tiene 2/3 partes de su gente empleada en los servicios.

Conviene también resaltar un caso importante para nosotros como es el de Singapur. Hace 40 años había allí retretes en las calles, narra. Hoy esta es el principal centro logístico del mundo, su economía es diversa basada en gente calificada, solidez estatal y la ley. A quienes amamos a Cartagena debe servirnos esto pues tenemos el potencial para ser la ciudad más importante del Caribe, basándonos en el comercio, la gente e instituciones que generen desarrollo. Atrás debemos dejar el pensamiento parroquiano y mirar un horizonte de grande cosas y próspero. Los estudios de Glaeser muestran que podemos hacerlo.

*Concejal del Partido Cambio Radicalprotocolo@concejocartagena.gov.co

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