Publico textualmente la columna que me comprometí con la Santísima Virgen María y los lectores a publicar todos los años, siendo este el tercer año consecutivo.
Tengo un compromiso de devoción con la Santísima Virgen y el Santo Rosario. Sabemos que octubre es de los niños y de Halloween; pero el día que envío esta columna es el del Rosario y por ende el mes de octubre; de allí que todos los meses de octubre hasta que me sea posible publicaré textualmente esta columna como se hizo desde el 2012 y solicito de manera especial la propagación de ella en aras de expandir la devoción y respeto por el Santo Rosario.
Nos dice la literatura cómo en los monasterios oraban los salmos de manera muy larga. Los laicos quisieron orar igual que los monjes pero más corto y de allí se acogió la costumbre de Irlanda en el Siglo IX por parte de los misioneros de hacer nudos en un cordel y contar las avemarías, naciendo así el Santo Rosario, que se propagó por Europa.
A la Virgen María, en diversas apariciones en Fátima, Lourdes, se le ha visto el Rosario en la mano e invita a quienes han tenido ese gozo a propagar su devoción, es así como Santo Domingo de Guzmán, fundador de la orden de los Dominicos, fue enseñado por la propia Virgen en el año 1208 a hacer esta oración que fue catalogada como arma poderosa en contra de los enemigos de la fe.
El día del Santo Rosario es el 7 de octubre y fue instituida esa fecha por el papa San Pío V, porque ese día fue la victoria de los cristianos atribuida a la Santísima Virgen en la batalla naval de Lepanto en 1571. El Papa había pedido ayuda a toda Europa para enfrentar a los musulmanes, pero fue poco escuchado, entonces cuando lo musulmanes y cristianos se encontraron en el golfo de Corinto cerca a la ciudad griega de Lepanto, entraron en combate, siendo los cristianos, comandados por Don Juan de Austria en la contienda que se conoce como la batalla de Lepanto y muy a pesar de ser los musulmanes un ejército más fortalecido y numeroso, ganaron los cristianos, quienes antes de enfrentarse rezaron el Santo Rosario con gran devoción.
Los papas siempre han recomendado rezar el Santo Rosario en familia por las bendiciones que trae, al ser una oración sencilla y que fortalece la unidad familiar, partiendo de lo que dijo Jesús en la sagrada Biblia: “donde dos o tres estén reunidos en mi nombre allí estoy Yo en medio de ellos”.
Su santidad León XIII realizó dos encíclicas referentes al Santo Rosario, por ello mereció el titulo del “Papa del Rosario”, así mismo el papa Juan Pablo II fue gran devoto del Santo Rosario e insistió mucho en hacerlo en familia, como lo dejó plasmado el padre Patrick Peyton en la gran cruzada mundial del Rosario en familia realizada en 1942 bajo el lema de “Familia que reza unida, permanece unida”.
Los misterios del Santo Rosario aluden a diferentes acontecimientos cristianos; los gozosos son la encarnación, los misterios de la luz son el ingreso de Jesús a la vida pública, los dolorosos son el viacrucis y los gloriosos referencian la resurrección de Cristo.
Las promesas de la Santísima Virgen a quienes recen el Santo Rosario son, entre otras: quien rece constantemente mi rosario recibirá cualquier gracia que me pida, prometo mi especialísima protección y grandes beneficios a los que devotamente recen mi rosario, todo lo que se pida por el Santo Rosario se obtendrá prontamente, socorreré las necesidades a los que propaguen mi rosario, el Santo Rosario, para hace germinar las virtudes para que las almas consigan la misericordia divina.
Es un breve recuento de esta poderosa oración.