Gina Parody, la recién designada ministra de Educación, expresó en su primera aparición en público que “en diez años ser maestro será, como dicen los jóvenes, lo más taquillero”. Según la ministra, el Presidente va a entregar 400 mil becas de educación superior durante los próximos cuatro años para que el acceso “comience a moverse”. Los beneficiados serán los estudiantes de los niveles 1 y 2 del Sisbén con resultados destacados en las pruebas Saber. De este modo, según Parody, si premian la calidad, en Colombia importará ser buen estudiante.
Lo dicho por la ministra recuerda los beneficios que se ofrecen a las personas y clientes potenciales para que obtengan un producto o se adapten a un procedimiento. Estos “premios” por llegar a una meta u objetivo usualmente se denominan proposición de valor.
La proposición de valor implica pleno conocimiento de lo que se va obtener, al momento de involucrarse en un proyecto de tipo económico y social, como trabajador (cliente interno) o cliente externo. Es el anzuelo que seduce los talentos que quieran trabajar en un proyecto gubernamental o empresarial.
Por ello, es fundamental conocer cuál es la proposición de valor que se les va a hacer a las personas que han de involucrarse y a los empleados que se contratarán. Los negocios no podrían sobrevivir sin una proposición de valor que les dé sentido a lo que se hace y mostrar el potencial de soluciones que se ofrecen.
Por eso la proposición de valor de la ministra Parody no basta, ya que no da indicio del futuro de los profesionales como producto del desarrollo de la educación superior. Se deben garantizar el avance profesional, buenos salarios y excelentes compensaciones. Y estas promesas no se están dando en la práctica.
Por ejemplo, en Cartagena, según el Observatorio Laboral para la Educación, los sueldos promedio mensuales de los ingenieros son de $2 millones, para los economistas de $1,9 millones, los administradores de empresa de $1,8, y los contadores de $1,5.
Se trata de montos nada atractivos después varios años de esfuerzos e inversiones para obtener un título en pregrado y sin comparación alguna, para usar un ejemplo extremo, con lo devengado por nuestros beisbolistas de las Grandes Ligas, Teherán, Quintana y Frieri, que tienen ingresos entre los 7.400 y los 11.000 millones de pesos colombianos.
Se necesita en el futuro una proposición de valor de la sociedad en general, que involucre a sectores y gremios, que haga compatible la calidad con mejores salarios para los profesionales.
Ser un buen profesional también importa.
*Profesor de la UTBCOLUMNA EMPRESARIALJUAN ANTONIO MORALES*jumoral@unitecnologica.edu.co