Como es tradición, cada año la revista Forbes publica su lista de las personas más ricas del planeta. Y como es tradición, también, poca gente logra cuantificar qué tanto dinero puede significar que el señor Bill Gates tenga en su patrimonio la no despreciable cifra de 76.000 millones de dólares, por mencionar al primero del escalafón.
Es decir, todos sabemos que eso es mucho dinero. Obvio. Como también sabemos que esos recursos te permitirán vivir entre mansiones, yates, jets privados y mucho lujo, como lo haría cualquier otro millonario que no llega al 1% de esa fortuna.
Aquí el tema es que esos súper multimillonarios citados por Forbes, ya han alcanzado una cantidad de dinero tan descomunal, tan desproporcionado, que, a mi manera de ver las cosas, se convirtieron en fortunas que rayan en la vulgaridad.
Pero ojo, de todos modos quiero aclarar que siempre he ejercido como creyente y practicante del sistema capitalista y de la recompensa que debe existir para el trabajo duro e inteligente, el emprendimiento y el riesgo económico. De eso no tengo duda. Sin embargo, lo anterior no puede cegarme en aceptar que el mercado también tiene sus imperfecciones, y que el mismo sistema nos está llevando a crear unas desigualdades económicas tan pronunciadas que, según estudios presentados por la organización “Oxfam”, las 85 personas más ricas del planeta poseen el mismo patrimonio que el 50% restante de la población más pobre del mundo, lo que resulta vergonzoso.
La verdad, invocando a la famosa “pirámide de necesidades humanas” propuestas por Maslov, cualquiera se preguntaría: ¿es tanta la necesidad de reconocimiento de esos señores? ¿De ese tamaño es el monto de sus inseguridades?
Pero, regresemos al principio y dimensiones de la magnitud de la fortuna de Gates, para que podamos entendernos.
Para ello, usemos un valor comparativo que sea cercano a todos. Y qué más cercano que el avalúo catastral que realiza el “IGAC” en Cartagena a todos sus lotes y edificaciones que la conforman. Y de “ñapa”, qué carajo… metámosle también a Barranquilla, Santa Marta, Manizales, Valledupar, Pasto, Montería, Neiva, Armenia y hasta Popayán, para hacerlo más emocionante. Y bueno… según el “IGAC”, todo ese paquetico de tierras vale unos 62.615 millones de dólares, al tipo de cambio de hoy. Lo que significaría que Gates puede comprar tranquilamente y sin pestañear esas 10 capitales colombianas, incluido posiblemente hasta a nosotros, y aún le sobraría para tener una fortuna similar a la de Luis Carlos Sarmiento, el más rico de Colombia. ¿Me expliqué?
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