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Columna

Por ahí es la cosa

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Y hasta pueda que la cosa dé con la solución acertada para una problemática cada vez más compleja y con desenvolvimientos difíciles de avizorar con efectividad para quienes, los raizales, son los sujetos históricos y destinatarios exclusivos de cuanto en aquellos territorios se fermenta y acontece.

Pero no se decide, pues a la hora de los debates, propuestas y definiciones que tienen que ver con su destino histórico, el Gobierno, de manera imperial, determina el rumbo de un conglomerado humano con peculiaridades étnicas, culturales, sociales, geográficas y económicas, entre otras, muy distintivas en el contexto nacional.

Que la separación del archipiélago de San Andrés sería una desgarradura de profundidad en el alma de la nacionalidad, es más lirismo decimonónico que sentimiento patriótico e identitorio, pues esa, si llegare a entonarse, es la misma y afectada cantilena que oímos desde el hachazo que asestaron sobre Panamá los virreyes republicanos que, antes como ahora, ofician desde el altozano del poder metropolitano.

E igual que el marino que hoy lo ejerce y promete defender a brazadas el mar de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, cuanto puede ocurrir es que todo termine en un nuevo Estado, nación, república o protectorado.

Y como Marroquín, su antecesor en el solio virreinal, termine Santos por parodiarlo con cinismo: les devuelvo, compatriotas, una fotografía ampliada del mar inmenso, destellante de verdes y azules, abundante en pesca y petróleo, que hasta hace poco fue de Colombia.

Y vaya uno a saber si en no habiendo ya mar territorial que regalar a los vecinos, terminen los vástagos ungidos de Pastrana, Uribe y Santos, inventándose el Eliseo Velásquez para canjear por el espacio aéreo, las minas de esmeralda de Carranza o el curso navegable de los ríos del profundo sur lindantes con Brasil, Perú, Ecuador y Venezuela.

Frente a la pérdida irremediable de buena parte de nuestra territorialidad marina e insular, irrecuperable por cualquier vía, terminará San Andrés, Providencia y Santa Catalina, proclamando una de las formas autonómicas de recibo en la comunidad internacional, único modo de garantizar para sus raizales un acervo cultural mas allá de los promontorios salinos, los cayos y peces.

Y eso pesa y convoca para emprender y procurarse una cualquiera de esas variantes autonómicas a las que la marginalidad, exclusión e imposición de políticas ajenas o poco pertinentes con su especial contextura obligará, más temprano que tarde, al pueblo raizal de aquel territorio formalmente colombiano pero poco menos que excluido como cuerpo cierto de la nacionalidad.

Amanecerá y…San Andrés ya no será departamento de Colombia y si Estado Libre Asociado de…

*Poeta

@CristoGarciaTapelversionista@yahoo.es

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