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Columna

Rizo Pombo, un cartagenero

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Poco o nada digno de su destino histórico, de superviviente sueño de grandeza, ha vuelto a erigirse en Cartagena en los últimos treinta años.Y si algo se encuentra por ahí en la Cartagena pública, un callejón ciego, un puente remendado, un colegio grande en un barrio marginal, no pasan tales emprendimientos menores de ser la mínima excepción de la regla; el “testimonio” de la administración tal para cumplir con el contratico del armador de turno.
Eso y nada más que eso. Y, claro, los enredos, saqueos, despojos y latrocinios de toda laya perpetrados contra Cartagena, antes municipio, hoy Distritito Cultural y Turístico, pero siempre presa codiciada de los filibusteros.
Que en treinta o más años, por decir, no se hayan visto emprendimientos modernizantes de Cartagena, distintos de los que hoy sirven de referente al columnista, es prueba de que la ciudad que fue de “águilas caudales” derivó en la de la “caterva de vencejos” que a todos incumbe y duele.
Pero igual, en lo más mínimo conmueve y convoca a quienes se impone el deber de no dejar que perezca su ciudad en los destinos torcidos de quienes solo se afanan por los provechos personales, electorales y económicos, que de ella derivan en detrimento doloso de su vasto conglomerado humano.
Nada del vigoroso soplo modernizante que alentó a José Henrique Rizo Pombo a emprender el desafío del Centro de Convenciones, Bazurto y Getsemaní, se percibe en la Cartagena que hoy transcurre entre la modorra y la inacción de una clase incapaz de emular los sueños de grandeza, desarrollo y transformación que la historia, la economía, la modernidad, el progreso y el desarrollo global, le proponen en sus sugestivas dinámicas.
Ni siquiera noticias ni una prueba fáctica se tienen de aquel Plan de Desarrollo del Municipio de Cartagena 1978 – 1990, propuesto por Rizo Pombo como alcalde, y que daría, de haberse ejecutado, en embocar a Cartagena por las avenidas amplias de la modernidad y las transformaciones concebidas para alcanzarla.
Y pensar que en él se condensaba la Cartagena contemporánea, sus problemáticas y soluciones, proyecciones y transformaciones. Y no sólo las de infraestructura, urbanismo, ornato y embellecimiento, movilidad y servicios básicos, sino la acuciante problemática social que irradia la ciudad.
Pero ese no era el sueño, ni la vocación ni el compromiso con Cartagena, de los corsarios que dieron en arrancharse en las radas de su administración pública y la política para someterla a sus perversos designios y el de sus armadores.
Y ahí está Cartagena, inane y al margen de las acometidas del desarrollo, la modernidad y las transformaciones que José Henrique Rizo Pombo, un cartagenero providencial, vislumbro y se atrevió a andar.
Un sueño por el que hoy clama Cartagena.

*Poeta
@CristoGarciaTap
elversionista@yahoo.es

 

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