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Columna

Un gobierno de mala leche

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Impotencia. Eso sentimos la mayoría de los colombianos ante la indolencia del Gobierno ante la crisis de los propietarios de más de 450 mil hatos ganaderos del país.
Los ganaderos atraviesan enormes dificultades porque los pasteurizadores les cancelan la compra de la leche. Es más rentable para ellos importarla de países como Estados Unidos, Argentina o Uruguay. El año pasado el Gobierno permitió importar unas 25 mil toneladas de leche en polvo, cuando los promedios históricos eran de 2 mil toneladas anuales. ¿A quién beneficia quebrar a más de 350 mil pequeños ganaderos del país?
Lo anterior es otra muestra de lo mal orientada que está la política agropecuaria. ¿Cómo es posible que el ministro de Agricultura no haya previsto siquiera una estrategia de concertación con el sector lácteo para garantizar el precio, la oferta y demanda de la leche del país, a fin de garantizar un ingreso justo a los ganaderos? Las dificultades de los ganaderos y agricultores no se resuelven con subsidios sin control, más aun, cuando el ministro de Hacienda acaba de notificarle a los cafeteros que no puede mantenerles las ayudas por falta de recursos públicos. Ya basta tanta demagogia y utopías que solo perpetúan los problemas del campo. El populismo desmedido destruye la dignidad de los campesinos en vez de levantar su autoestima.
A los ganaderos de Colombia les urge una política integral (acordada con el sector empresarial) agropecuaria que ayude a contrarrestar y eliminar las ineficiencias del negocio ganadero. Tenemos unos productores pobres, porque nadie les enseñó a producir, administrar y comercializar con eficiencia. Los burócratas de Corpoica, que tienen esta misión, ni siquiera van a conocer el programa de diversificación de producción leche/carne de Colanta.
Estos visionarios de Colanta, apoyándose en la norma de que la sobreproducción es la causa principal de los bajos precios de la leche, implementaron un programa de compra de terneros de 24 meses a 5 mil pesos el kilo para producir chorizos, jamón y salchichas de ternera para el mercado externo. Convirtieron el excedente de leche en un negocio de carne logrando mayores ingresos a los pequeños y medianos productores ganaderos.
Si el Gobierno superara su mala leche con los ganaderos y expidiera y garantizara las normas que aseguran, por ejemplo, la trazabilidad y la inocuidad de la carne en toda la cadena, entraríamos con estos productos a mercados importantes como Estados Unidos, Canadá y Unión Europea. Es una vergüenza que de 656 plantas de sacrificio en el país, solo 12 cumplan con los estándares de exportación.
Nota: Al comandante del Ejército y a los directores de la Policía y el ICBF les recomiendo revisar si el proveedor les está vendiendo leche importada. ¡Sería el colmo!

idangond@hotmail.com
@indadangond

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