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Columna

Marcha para salvar el agro

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Es conmovedor el mensaje de los agricultores de Córdoba, al anunciar la marcha que realizarán mañana para expresar su descontento por la grave situación que atraviesan,  de manera especial,  algodoneros y  maiceros.
“Somos víctimas de la ola invernal, de las multinacionales con las malas semillas, de los altos precios de los insumos, de la mala comercialización y de la miopía del Gobierno nacional”,  dijo Rojas Luna,  presidente de la Asociación Nacional de Campesinos (ANUC), para la prensa. Por las dimensiones  de la crisis, el mismo líder campesino vaticina que en Córdoba habrá “una catástrofe social porque no sólo son los maiceros y algodoneros, sino todo el campo es el que está en alto riesgo”, situación que, según él, se extiende  a todo el país, y “muestra de ello son las movilizaciones que se están dando y que se harán...”
Denuncian además los agricultores cordobeses que han sido víctimas del  engaño por parte del Banco Agrario, de Finagro y del  propio Ministerio de Agricultura, porque no han cumplido con lo prometido en cuanto a los planes de refinanciación acordados para aliviar las deudas que abruman a los productores y para que los industriales cumplan, a su vez, con los compromisos de adquirir los productos a precios justos. 
También exigen que la ley de desarrollo rural, anunciada por el Gobierno, se estructure en concertación con ellos, los agricultores,  y no a sus espaldas.  
Pero los interrogantes que se hacen las gentes del agro: las del Sinú, las del Cesar, las de La Mojana, y, vale decir, las del todo el país, tienen que ver con la pertinencia de haber negociado el TLC con E.EEU, sin  que se hubiera puesto el campo colombiano en condiciones de  producir y comercializar los productos, esto es, en condiciones de poder competir, pues, lejos de ello, los gobiernos –con una visión centralista del poder-, no han tenido como prioridad el desarrollo del campo para beneficiarlo con obras de infraestructura y con estímulos suficientes en procura de  un mejor aprovechamiento de la tierra dedicada a la agricultura y a la ganadería.
Lejos de ello, ganaderos y agricultores ven el en el TLC un factor de ruina  del sector.
Por otra parte, las propias bondades de la ley de restitución de tierras quedarán subsumidas si a sus beneficiarios -como al resto de campesinos de Colombia-, no se les pone en condiciones de producir más allá de los límites de una economía de subsistencia. Porque uno no tiene que ir necesariamente a La Habana para saber que no habrá paz social y políticamente sostenible si se mantiene en el atraso al sector rural colombiano, y para tener la certeza, además, de que sus pobladores seguirán siendo víctimas de todas las violencias, como hasta ahora lo han  sido, de perpetuarse las desigualdades. 
De ahí que una política de salvación del campo colombiano resulta ser el gran reto  para quien aspire a la Presidencia de la República. La brújula apunta hacia ese objetivo.
Que sirvan las marchas de los agricultores para crear esa conciencia.

*Ex congresista, ex ministro, ex embajador.

edmundolopezg@hotmail.com

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