Me quedé sorprendido cuando a mi amiga Yolanda le trajeron una taza de café tinto y ella, al probarlo, dijo: “esto está más caliente que caldo de zorra”. Al parecer, el tinto le quemó los labios. Lo que me llamó la atención fue lo de “caldo de zorra”. ¿Será acaso que la carne de zorra es tan dura, que necesita de mucho calor para cocinarse?
Pero sigamos. Hablaban de cierta mujer cuando una de las contertulias dijo: “De todo tiene la María Antonia: puta, borracha y ladrona”. Con toda razón quedé sorprendido ¿Quién será la tal María Antonia? Por qué le atribuyen esas “virtudes”, que si bien pueden darse, difícilmente coinciden en la misma persona.
“Dios no ajunta perro con zorra; sino perro con perra y zorro con zorra”, eso es obvio, pero seguramente lo que se quiere indicar es que uno debe buscar una pareja de nuestras mismas inclinaciones. De no ser así, corre el riesgo de enfrentarse día a día a molestosos incidentes.
Yo hace algún tiempo traté de entender eso que dicen los campesinos: “Ni caballo jolonero”. Esas personas utilizan el ni, en lugar de cómo. Ni viene del latín que denota negativa y conjuntiva que enlaza palabras y frases: ni hace ni deja actuar; Juan ni Pedro han estado aquí. En ni caballo jolonero se da ni lo uno ni lo otro, simplemente el ni reemplaza a como: “como caballo jolonero” ¿Qué es eso de caballo jolonero? Es un animal cuyo jinete no lo lleva a cabalgatas para lucirlo. Es un elemento de trabajo. Los jolones son unas canastas hechas con fibras vegetales (cañas), que se utilizan como elemento de carga, de carga liviana, como huevos, bollos, fritos u otras manufacturas. Los jolones se ponen a lado y lado del caballo para trastear la artesanía. Pero a los caballos joloneros no hay que dejarlos sin la vigilancia debida, porque calculan perfectamente la distancia para su propio desplazamiento, pero no así el ancho de los jolones. Si entra por un camino sabe el espacio que necesita él, pero no el jolón del. Por eso es muy probable que rompa los jolones y, por consiguiente lo que va dentro de ellos.
De ahí que se haga la advertencia: “no te mandes ni caballo jolonero”; indicando con ello que se debe tener cuidado con lo que se va a hacer; con caballo o sin él.
Estábamos en una esquina en El Carmen de Bolívar cuando oímos unos alaridos profundos provenientes de unos cerdos que eran conducidos encima de unas carretillas. Alguien dijo: “además de cargados chillan”. Efectivamente los cerdos eran llevados por unos hombres en sendas carretas.
Eso me hizo recordar que en una finca había un burro y un cerdo. Al burro desde temprano le colocaban su sillón y lo ponían a acarrear cuanto se les ocurría. En tanto al cerdo le daban maíz y otros alimentos para engordarlo. Al burro le daban hierba. Cualquier día el burro sintió el trancazo que le dieron al cerdo y vio como beneficiaban sus carnes. Comenzó a sobrar maíz que le ofrecían al burro; mira burrito, come maíz, y el burro contestó: ¿maíz?; ¡ni en bollo de mazorca!
*Asesor Portuario
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