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Columna

Se nos fue Félix

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Por allá en los años setenta conocí al poeta Félix Turbay Turbay. Me lo presentó si mal no recuerdo Antonio Espinosa – uno de los primeros propietarios del, en aquel entonces hotel Las Velas en un almuerzo inolvidable en el penthouse del mismo – y desde ese momento nació una amistad entrañable con este amigo del alma con quien me identifiqué y tuve afinidad. El nació en el Carmen de Bolívar en 1936.Era un hombre vital, intenso, inteligente, sensible y siempre con una sonrisa sincera, con una palabra proactiva, una generosidad a toda prueba y una transparencia permanente. Así mismo era de una humildad y dignidad abrumadora. Publicó su primer libro “Memorias del padre” con bellos poemas dedicados a su padre y el conocido “Poema inicial de la madre”, que decía: “Madre ven, no te vayas, con tu mano/ dale a mi corazón un nuevo aliento/ entre Dios y tu sombra, solo el viento/ tiene la identidad de lo lejano…;” Ganó el premio Nacional de Poesía Jorge Gaitán Durán con poemas que le publicaron en los años 60 en la revista Mito.
Compartimos muchos momentos de alegría y de dolor pero era de una terquedad absoluta cuando le hablaban de que publicara sus últimos poemas y siempre me decía: “Hombre compita quiero publicar un libro de mis últimos poemas conjuntamente con los tuyos pero con una editora española que ya tengo contactada” y yo le contestaba que sí, que lo hiciéramos, pero finalmente no se concretó nada.
Sus poemas los guardaba celosamente y en una ocasión le rogué que leyera sus versos en una tertulia de las que yo organizaba en el Museo de Arte Moderno de Cartagena y finalmente aceptó leerlos en octubre de 2010 con asistencia masiva porque todos queríamos oírlo en vivo. Cada uno de sus bellos poemas los leyó con una acentuación propia de su condición irrenunciable de poeta y fue ovacionado por un público que desconocía su poesía.
Pero él además de poeta fue también un excelente diplomático y por ello se desempeñó con lujo de capacidades como embajador de Colombia en El Líbano y Cónsul en la ciudad de Maracaibo en Venezuela, así como también fue Secretario General del Ministerio del Trabajo y el de Comunicaciones y secretario de la Gobernación del departamento y de la alcaldía de Cartagena, como también fue alcalde y gobernador encargado.
Era amigo entrañable de Héctor Rojas Herazo, poeta, pintor y novelista; así también de Gustavo Ibarra Merlano, poeta y jurista, de German Espinosa gran novelista y poeta. Compartimos localmente varios almuerzos con amigos poetas cartageneros como René Arrieta, John Junieles, Pedro Blas y Gustavo Tatis entre otros.
De verdad se sentía goce espiritual compartir con este gran poeta y buen ser humano que se nos fue después de una larga enfermedad a reencontrarse con su Dios a quien le hizo oración a los largo de su vida.
Nunca quiso aprender a manejar el Internet, sin embargo, en Google aparece su breve biografía e incluyen su poema “Elegía en la muerte de Luis Malo Alandete” en el cual dice: “Todos saben que vuelves/ que te fuiste a curar un enfermo/ que tu ida es el comienzo de tu nueva vida/ de tu desesperada contextura de hombre bueno/ adherido al corazón de las batallas/ como un amanecer a la alegría.” Todo aplicable a él.

*Abogado, escritor, profesor U de C.

rivelpa@yahoo.com

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