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Columna

La agenda de La Habana

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El próximo 19 de enero cumplirá dos meses el diálogo con la guerrilla de las FARC en Cuba y el Gobierno ya muestra preocupación y desespero porque no se ha concertado un solo punto de la agenda pactada.
La salida en falso del Ministro del Interior, Fernando Carrillo, lo demuestra. Picado por el bicho del show mediático, afirmó que a más tardar en marzo tendremos algo concreto con respecto a la política de acceso a la Tierra y Desarrollo Rural Integral, cuando el mismo Gobierno dijo meses atrás que no discutiría en la agenda de La Habana el modelo de desarrollo, la economía de mercado, ni el derecho constitucional a la propiedad privada. Al día siguiente del desacertado anuncio de Carrillo, el jefe de los negociadores, Humberto  De la Calle, bastante molesto, lo desmintió.
A los negociadores del Gobierno se les complica un acuerdo sobre algo que no conocen. Ninguno de aquellos negociando conoce de política agropecuaria y pretenden negociar el acceso y uso de la tierra, fortalecer las zonas de reservas campesinas y la política de desarrollo rural integral. Todo basado en 3 mil propuestas recogidas en unos encuentros regionales organizados por las comisiones de paz del Congreso -lideradas por Roy Barreras e Iván Cepeda- y las 400 del pasado Foro Agrario de la Universidad Nacional. ¡Qué irresponsabilidad!
Hasta el momento puede resultar peor la medicina que la enfermedad. La violencia, el terror y el narcotráfico no se resuelven entregando unos corredores geográficos clave a los guerrilleros de las FARC con agua, luz y teléfono (lo que el Ministro Juan Camilo Restrepo llama zonas de reservas campesinas o ZRC), expropiando las tierras a los medianos y grandes empresarios del campo, eximiendo de crímenes de lesa humanidad a unos comandantes guerrilleros y permitiendo que participen en las próximas elecciones al Congreso, alcaldías y gobernaciones.
No, Señor Presidente. Mientras haya ministros y congresistas usando sus cargos y los recursos públicos para apalancar sus campañas políticas, habrá guerrilla. Mientras los alcaldes y gobernadores sigan robándose descaradamente las tesorerías de sus entes territoriales, habrá guerrilla. Mientras los magistrados de las Altas Cortes continúen con el carrusel de nombramientos de familiares y amigos cercanos, habrá guerrilla. Mientras los cargos de Contralor y Procurador sigan siendo elegidos por los congresistas a cambio de puestos para sus familiares, habrá guerrilla. Mientras exista un sistema judicial ineficiente y putrefacto, habrá guerrilla. Mientras no haya condenas superiores a los 30 años para los políticos canallas que infectan la política nacional -como los que desfalcaron la oficina de estupefacientes y el sistema de salud-, habrá guerrilla.
En fin, mientras en Colombia haya tanta corrupción pública e injusticia social, seguiremos teniendo guerrillas. La solución está en Bogotá, no en el campo.
PD. La soberbia y falta de visión del ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, desdibujaron su gestión y posiblemente su carrera política. La trinca armada desde Bogotá (con otros dirigentes gremiales) para debilitar al presidente de Fedegán, José Félix Lafaurie –por no asistir al Foro Agrario-, deja mucho que decir de hombres de su talla e influencia. Los ganaderos y los once millones de costeños de este país no podemos permitir que además de llevarse para Bogotá las regalías y las concesiones, ahora nos arrebaten nuestra única posición gremial.

@indadangond

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