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Columna

Simón “el bobito” y las pensiones

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El cuento de Rafael Pombo que da título a esta columna ilustra la historia de la reforma pensional colombiana propuesta por el ministro Rafael Pardo. La realidad de los trabajadores y la panacea de la pensión hacen que sueños y ahorros se parezcan al pastel de nieves de Simoncito: “Hizo Simoncito un pastel de nieve y a asar en las brasas hambriento lo echó, pero el pastelito se deshizo en breve, apagó las brasas, y nada comió”. Y podríamos  agregar: “y de sus ahorros nada quedó”.
Estebana, la señora que ayuda a ordenar el lugar donde resido, quiso convertirse en ahorradora. Llevó sus ahorros a una entidad bancaria y, muy oronda, con su tarjeta débito salió. La guardó en un cajón de la casa. Regresó al año y encontró que su saldo era mucho menor que el esperado. Al pedir explicación le informaron que habían descontando el “manejo de la tarjeta”. “Y es mes vencido”, recalcaron.
Esta es la historia de los ahorros pensionales en los fondos privados.
Los trabajadores, al igual que Simoncito con los pasteles, quieren tener una pensión. La respuesta es parecida a la que le dieron a él: “la puedes tener si tienes buenos pesos ahorrados” –actualmente $140 millones de pesos para un sueldo mínimo.
Pero las pensiones nunca han sido una prioridad para los gobiernos en los últimos periodos. Para el actual, lo prioritario es buscar una protección social para la vejez y ampliar el programa de auxilio al adulto mayor, a fin de reducir la brecha generada por “el capitalismo salvaje”.
Es imperativo, por lo tanto, poner en marcha el esquema de Beneficios Económicos Periódicos (BEP), para apoyar a trabajadores de bajos ingresos que no han estado en capacidad de generar ahorros para lograr una pensión de un salario mínimo.
A los trabajadores, como a Simón, en un balde los pusieron a pescar y, obnubilados por el no aumento de las semanas a cotizar y de las edades, no han vislumbrado el futuro cierre del régimen público de pensiones para nuevos cotizantes, ni la reducción de las tasas de reemplazo de niveles del 65%-80% al 45%-50%.
Ahora bien, si los trabajadores siguen pescando en un balde, sin tener en cuenta que la no sostenibilidad financiera es el futuro de las administradoras privadas, con solo BEP se quedarán.
Josep Borrell, ex-presidente del Parlamento Europeo, señala claramente su preocupación sobre la sostenibilidad económica en Europa de los fondos pensionales: “Decimos que tenemos cinco personas trabajando por cada pensionista, pero en China, hoy, hay seis personas y en 2030 se calcula que no habrá más que dos, una cifra que no alcanzaremos hasta 20 años después, hacia 2050".
El promedio en América Latina es de 2,5 trabajadores activos por pensionado, con el agravante de que en Colombia sólo el 22% de las personas que trabajan aportan al sistema. Esto es insostenible.
Se debe pensar seriamente en los ahorros y pensiones, pues los famosos BEP no garantizarán los mínimos vitales, como la alimentación, la salud, y un techo para los pensionados. Al paso que van, corren el riesgo de ser los mendigos del futuro.

*Profesor del Programa de Ingeniería Industrial, UTB

jumoral@unitecnologica.edu.co

Las opiniones aquí expresadas no comprometen a la UTB o a sus directivos.

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