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Columna

Responsabilidad Social Empresarial

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Este de la Responsabilidad Social Empresarial, no es uno más de tantos y cuantos temas gravitan en el universo de los periódicos para que sus columnistas cumplan con la suya periodística de producir conceptos, opiniones y comentarios en los diferentes medios en los cuales fungen como analistas de hechos, sucesos y aconteceres de la sociedad y grupos humanos en los cuales se asientan y desarrollan su ejercicio mediático.
Igual, no es un concepto que sirva para resaltar los socorros, deducibles de impuestos y tributos, que suelen hacer algunas empresas establecidas en el país para ayudar a remediar las calamidades humanas que sobrevienen a tantos colombianos desplazados de las violencias seculares, a los inundados de todos los inviernos, a los huérfanos y viudas de todas las masacres, a los niños sin pupitres de las escuelas rurales, a los hospitales públicos sin camas, a los soldados lisiados por la guerra, a los errantes de todas las geografías y vecindarios.
Tal denominación, abreviada en la sigla RSE, significa, simboliza, implica más; mucho más que las antes dichas expresiones económicas transmutadas en socorros y ayudas providenciales a desvalidos y desamparados de todas las condiciones sociales, razas y credos que en este país son.
Es y se materializa la Responsabilidad Social Empresarial, en una ética; en un deber ser de la Empresa como organismo social que cumple una función económica y responde en todos sus fines y objetivos a una legalidad e institucionalidad; a un nuevo estilo y destino de la empresa como unidad económica en el marco de una sociedad globalizada y pluralista en sus muy diversas y dinámicas direcciones y relaciones.
Y cuanto se percibe en ese conjunto, es que la RSE viene a coadyuvar en el logro y ejecución de políticas encaminadas a hacer del entorno empresarial un ámbito favorable para el desarrollo sostenible y a propiciar el equilibrio entre el crecimiento económico, el bienestar social y el aprovechamiento, con criterio incluyente y de equidad, de los recursos naturales, humanos y del medioambiente, que circundan dicho entorno.
Desde luego, sin que tales impulsos impliquen el reemplazo o desplazamiento del Estado de los deberes y obligaciones que le conciernen y corresponden como órgano rector de las relaciones que en la sociedad establecen individuos y organizaciones, especialmente de aquellas responsabilidades de tipo social que contribuyen y conllevan de manera permanente y continua al mejoramiento de la calidad de vida de sus asociados.
En tanto los protagonistas de la vida económica, política, institucional, académica, científica, cultural y medios de comunicación de este país, asumieran su quehacer con principios éticos que se traduzcan en praxis permanente y en efectivo respeto por la ley, es creíble que nuestro desarrollo y progreso comience a despejarse y a verse menos difuso y nublado en lontananza.
Y mucho, pero ya, es lo que pueden hacer en esas coordenadas las empresas colombianas, todas, con su ejemplo, convocatoria y praxis de la Responsabilidad Social Empresarial, RSE. Y los periódicos y periodistas.

*Poeta

elversionista@yahoo.es
@CristoGarciaTap

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