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Columna

¿La fama o el reconocimiento?

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El ser humano es atraído por tres grandes pasiones: el poder, la fama y el dinero. Las tres pueden ser adquiridas en el camino de la vida o pueden ser heredadas. Algunos piensan que una arrastra a la otra. Si tienes dinero, tienes poder y si tienes poder, famoso puedes ser. Por el contrario hay quienes piensan que la una no conlleva a la otra pues hay muchos hombres adinerados que solo viven en su mundo, por lo que la gente no los ve como poderosos, pero sí lo son. Existe gran contro-versia y polémica en cuanto a este dilema. Pe-ro este no es el tema a tratar, sino la fama y su tergiversación o mal interpretación frente al reconocimiento.
Cuando hablamos de fama, se nos viene a la cabeza pantalla grande, pantalla chica, ar-tistas de todo tipo, grandes políticos dirigen-tes de pueblos y ciudades, farándula, los rei-nados de la monarquía, donde los dueños del mercado son aquellos asediados por todos, esos que cuando salen a la calle, el pueblo de-sea fotos con ellos, esos que salen en las re-vistas de chismes y que no les perdonan una los paparazzi; todo esto por su condición de celebridad.
Esa notoriedad que les da el ser “famosos” muchas veces tiene cierto grado de frivolidad y superficialidad, es como cuando empiezas algo con mucha furia y luego te cansas, esa es la fama, la fama resulta siendo efímera, la fa-ma se escapa de las manos del mismo famoso y es olvidada por quien un día la admiró, simplemente porque no es profunda, no que-da grabada en la mente. La fama tiene adjeti-vos, y dentro del común, existe incluso la op-ción de escoger entre buena y mala fama. Re-cuerdo los trillados dichos de abuela de “cría fama y acuéstate a dormir” o “la fama es co-mo un vaso de agua que se riega, y ya no puedes recogerla”.
La fama tiene la maldición de estar ex-puesta a la moda y a estar “in” o “out”. La fama tiene edad y el tiempo le pasa factura; y lleva consigo un proceso que tiene fecha de vencimiento. Es como el ciclo de vida de un producto o una empresa, donde hay una in-troducción, una etapa de desarrollo y madu-rez del producto o de la empresa y luego la etapa de declive donde el producto deja de ser interesante para el mercado y las ventas em-piezan a disminuir y en el caso de la empresa, pues donde esta tiende a desaparecer.  
El reconocimiento, por el contrario, es grande, es profundo, es recordado en la me-moria de un cúmulo de personas y es cómpli-ce del epitafio de muchos personajes históri-cos que hacen que el reconocimiento sea aún más grande que la fama. El reconocimiento no tiene adjetivos, el reconocimiento habla por sí solo, no tiene ítems, nadie puede decir reconocimiento malo o reconocimiento bue-no, porque es redundante, tan solo con  ha-blar de reconocimiento basta. El reconoci-miento no tiene edad, ni ciclos de vida, no tiene marca ni fechas de vencimiento, el re-conocimiento nunca pasa de moda.
Quien cree en la fama se une al deterioro algún día de ella. El reconocimiento es eterno y no tiene discusión.

*Economista. Gerente de Recursos Humanos

sofilemaitre@gmail.com

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