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Opinión

Legado: ¿verdad o relato?

“De lo que se trata es de poder, de influencias, de demostrar quién manda y quien no puede más que obedecer...”.

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El viernes 16 de mayo se estrenó en Netflix, popular plataforma de streaming, la serie Legado, creada por Carlos Montero y protagonizada por José Coronado, ambos españoles, quienes abordan desde la ficción las complejidades del poder representado en un influyente grupo editorial, el “gobierno más progresista” de la historia de España, un conjunto de entidades públicas, privadas, y controvertidos personajes que gravitan en su entorno.

Federico Seligman, un magnate de la prensa que por más de 30 años lideró su conglomerado familiar, incluyendo el más influyente periódico de España “El Báltico”, retorna tras dos años de ausencia recuperado de un cáncer, y se entera de que sus hijos han manejado de manera non sancta su legado, el cual decide recuperar a costa de enfrentarlos, aún a riesgo de hacer implosionar su emporio.

Es una telaraña de intrigas, intereses y traiciones, que desnudan por capítulos las aberraciones del poder político, múltiples caras de las ideologías, intereses económicos que hacen moldeables las líneas éticas e independencia de grandes medios de comunicación, la laxitud acomodaticia de la justicia, la corrupción de autoridades, y las banalidades del periodismo; todo matizado con pasiones, infidelidades, crímenes, consumo de drogas y una seductora banda sonora.

Si bien el tratamiento de estos temas no es nuevo; le han antecedido series como Succession, o Dinastía, entre otras, Legado consigue en sus ocho primeros capítulos entretener y captar la atención del público, que transpola esas circunstancias de la ficcionada realidad española a sus propios entornos, y encuentra que cualquier parecido no es pura coincidencia.

Así las cosas los seguidores de la nueva serie en España, Estados Unidos, México, Chile, Venezuela o Colombia, por ejemplo, descubrirán con seguridad elementos de juicio que les permitan aproximarse a una mayor comprensión de sus propias realidades nacionales.

Algunas frases del protagonista de la historia permiten llegar a esos puntos comunes, como: “Los millones, a la gente que mueve los hilos, les importan poco; el dinero no es más que una simple herramienta que sirve para apretar tuercas; de lo que se trata es de poder, de influencias, de demostrar quién manda y quien no puede más que obedecer”, o esta otra, con la que se selló una discusión entre periodistas: “La verdad nunca es tan importante como el relato”.

Efectivamente, Legado y otras de su estilo son series de ficción que no comprometen la realidad del país donde se originan o de otros, pero desde el entretenimiento reflexivo permiten que muchas personas cuenten con elementos de juicio para intuir que tipo de intereses o circunstancias estarían generando comportamientos audaces, torpes, absurdos, ingenuos o perversos por parte de gobiernos, partidos de oposición, líderes, dueños de medios de comunicación y periodistas.

Independientemente de la orilla política desde donde se mire, y parafraseando una de las anteriores frases, la serie española ayuda también a entender o identificar si los reiterados y publicitados escándalos políticos de cada día son verdad o relato.

*Escritor y asesor en comunicación política y de gobierno.

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