En los últimos años, el kéfir ha ganado popularidad por sus propiedades probióticas y su capacidad para mejorar la salud digestiva. Pero más allá de los estantes del supermercado, esta bebida fermentada puede prepararse fácilmente en casa con pocos ingredientes y algo de paciencia. El kéfir es una bebida espesa y ligeramente ácida, que se obtiene al fermentar leche con nódulos vivos formados por bacterias y levaduras beneficiosas.
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El UniversalA diferencia del yogur, el este probiótico tiene una composición más diversa de microorganismos, lo que lo convierte en un excelente aliado para el sistema inmune y la flora intestinal. Aquí te explicamos, paso a paso, cómo preparar tu propio kéfir de leche y cómo mantenerlo para que puedas disfrutarlo siempre fresco. Lee también: 5 recetas sencillas para hacer en casa con tubérculos representativos del Caribe.
¿Qué beneficios tiene el kéfir?
El kéfir es considerado un superalimento gracias a su concentración de probióticos naturales. Ingerido con regularidad, puede:
- Favorecer la digestión y reducir molestias como la hinchazón o el estreñimiento.
- Reforzar el sistema inmunológico.
- Contribuir al equilibrio de la microbiota intestinal.
- Disminuir el riesgo de infecciones gastrointestinales.
- Ayudar a controlar los niveles de azúcar en sangre.
El dato: algunas investigaciones también lo asocian con propiedades antiinflamatorias y efectos protectores contra ciertos tipos de cáncer.
Ingredientes para hacer kéfir de leche en casa
Para preparar esta bebida fermentada, solo necesitas:
- 1 cucharada de nódulos de kéfir (aproximadamente 5 a 10 gramos).
- 500 ml de leche entera, preferiblemente fresca y sin ultrapasteurizar (no UHT).
- 1 frasco de vidrio limpio.
- 1 colador de plástico o silicona.
- 1 cuchara de madera o plástico.
- 1 tela fina o gasa y una banda elástica.
Paso a paso: así se prepara el kéfir
1. Coloca los nódulos de kéfir en el frasco de vidrio. Asegúrate de que el recipiente esté limpio y seco antes de comenzar.
2. Agrega la leche. Llena el frasco con al menos 500 ml, dejando un poco de espacio para que el kéfir fermente adecuadamente.
3. Cubre el frasco. Usa una tela transpirable o gasa y fíjala con una banda elástica. Esto permite que escape el gas de la fermentación, pero evita que entren impurezas.
4. Deja fermentar. Coloca el frasco en un lugar oscuro y a temperatura ambiente (entre 18 y 25 °C) durante 24 a 48 horas. Cuanto más tiempo fermente, más ácido será el resultado.
5. Cuela el kéfir. Pasado el tiempo, utiliza un colador de plástico para separar los nódulos del líquido. No uses coladores metálicos, ya que pueden dañar los microorganismos.
6. Refrigera y consume. El kéfir está listo para beber, aunque puedes dejarlo unas horas en la nevera si prefieres una textura más cremosa. Lee también: ¿Cómo hacer colágeno en casa con cáscara de huevo y cuáles son sus beneficios?
¿Cómo conservar los nódulos?
Una de las ventajas del kéfir es que los nódulos pueden reutilizarse indefinidamente si se cuidan bien y hasta pueden reproducirse rápidamente. Para mantenerlos fresco ten en cuenta lo siguiente:
- Enjuágalos con agua no clorada (filtrada o hervida y enfriada).
- Guárdalos en un frasco con leche limpia si los vas a usar de nuevo en pocos días.
- Si no vas a preparar kéfir por un tiempo, puedes conservarlos en la nevera sumergidos en leche, cambiándola una vez por semana. Así pueden mantenerse activos hasta por un mes.