Durante la Semana Santa, son muchas las personas que encuentran en la espiritualidad una forma de reconexión con lo sagrado, la introspección y el bienestar. En ese contexto, uno de los rituales más practicados en comunidades hispanas es el uso de la ruda, una planta a la que se le atribuyen propiedades energéticas y protectoras.
Considerada desde hace siglos como una hierba de poder espiritual, la ruda se utiliza para “alejar la envidia y atraer vibras positivas”, especialmente cuando se ubica cerca de la entrada principal del hogar. Su uso se ha transmitido de generación en generación como parte de una tradición que mezcla creencias populares, simbolismos religiosos y prácticas esotéricas.
Durante estos días, en los que el calendario litúrgico recuerda la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, muchas familias aprovechan el significado de purificación que encierra la Semana Santa para llevar a cabo este ritual que busca “limpiar los hogares de energías negativas”. Lea: Mitos de Semana Santa que muchos aún creen en la actualidad
Aunque no existen evidencias científicas que respalden la efectividad de este tipo de prácticas, quienes las realizan lo hacen desde una convicción personal o cultural, y encuentran en ellas una forma de bienestar emocional y espiritual.
Uno de los aspectos más relevantes del ritual es que debe realizarse con una ruda hembra, ya que, según la tradición, esta posee una mayor carga protectora. Además, se recomienda ubicarla en zonas estratégicas como ventanas y puertas, para que actúe como barrera ante posibles energías adversas. “Su presencia en el hogar es vista como una barrera protectora”, aseguran quienes defienden esta costumbre.
El procedimiento es sencillo y no requiere más que un puñado de hojas de ruda y agua. Para activar sus supuestas propiedades, se colocan al menos diez hojas en un recipiente con agua y se dejan hervir durante cinco minutos. Luego, se retira la tapa del recipiente para permitir que el vapor se disperse por toda la casa. De acuerdo con la creencia, este paso contribuye a purificar el ambiente.
Una vez enfriado el líquido, se traslada a un difusor con el que se rocía el agua en distintas zonas del hogar, prestando especial atención a las esquinas, las puertas y las ventanas. El resto del líquido puede conservarse para futuras limpiezas energéticas. “Este puede realizarse cuantas veces se considere necesario”, señalan quienes practican este tipo de rituales.
Entre los beneficios que se le atribuyen, destaca la capacidad de “eliminar las energías negativas y brindar protección a la vivienda”. Además, se cree que la ruda actúa como un amuleto frente a influencias externas o augurios desfavorables, lo que la convierte en un elemento central en estos actos espirituales.
Quienes siguen esta práctica recomiendan realizarla antes del Domingo de Pascua, para cerrar la Semana Santa con un ambiente más armonioso, en calma y libre de tensiones acumuladas. Aunque no todos comparten estas creencias, para muchos representa una forma simbólica de empezar de nuevo, desde el equilibrio, la fe y la esperanza.