Conmocionados. Así están los habitantes de Braintree, en Inglaterra, tras la repentina muerte de un niño de 11 años que había sido diagnósticado con un “simple virus” solo unas horas antes de la tragedia.
Se trata de Frankie-Rae Law, quien falleció poco despues de que el personal médico que lo atendió no alertara gravedad. El caso, reportado por Southwest News Service, ha reabierto el debate sobre la importancia de detectar a tiempo señales de alerta en enfermedades aparentemente virales.
Medios locales reconstruyeron las últimas horas de vida del pequeño. Todo comenzó el pasado viernes 14 de noviembre, cuando Frankie empezó a quejarse de un fuerte dolor de garganta mientras estaba en casa. Su madre, Keleigh Law, decidió llevarlo al médico de cabecera para descartar complicaciones. Allí, según relató, los profesionales aseguraron que no había signos preocupantes y concluyeron que se trataba de un cuadro viral común, por lo que el menor regresó a su hogar sin advertencias adicionales.
Así fue la muerte del menor Frankie-Rae en Inglaterra
La noche transcurrió con normalidad. De acuerdo con el reporte, el niño se mantenía despierto pasada la 1:40 a. m., incluso bromeando con su madre. Sin embargo, tres minutos después, todo cambió. Frankie-Rae comenzó a jadear y le dijo a Keleigh que no podía respirar. Caminaba de un lado a otro, visiblemente asustado, hasta que su respiración se volvió crítica en cuestión de minutos.
Keleigh lo siguió hasta el baño y lo encontró desplomado sobre el inodoro, inconsciente y con los labios grises. La abuela del menor llegó al domicilio poco después e inició maniobras de reanimación cardiopulmonar durante aproximadamente 30 minutos. En un breve momento, el niño abrió los ojos y recuperó algo de color, pero volvió a desvanecerse.
Cuando los paramédicos llegaron, comprobaron que Frankie-Rae no tenía pulso, por lo que no pudieron usar un desfibrilador. Realizaron compresiones torácicas y lo trasladaron de inmediato al Hospital Broomfield. En el centro médico, los especialistas advirtieron que las posibilidades de superviviencia eran mínimas y que, incluso si lograba resistir, podía enfrentar daño cerebral severo.
Según informó PEOPLE, Keleigh acompañó a su hijo en los últimos momentos mientras los médicos retiraban el ventilador. Frankie-Rae murió a las 3:30 a. m. del sábado.
La madre explicó que aún no se ha determinado la causa exacta de la muerte y que continúa esperando respuestas. También expresó que ha recibido numerosos mensajes de apoyo y que no imaginaba cuánto cariño despertaba su hijo en quienes lo conocieron.