El mandatario norteamericano Donald Trump, le dió la bienvenida en la Casa Blanca al príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salmán, quién fue recibido con los máximos honores, siete años después del asesinado del periodista Jamal Khashoggi, del que Estados Unidos lo responsabilizó en su momento.
Esta visita del líder del reino árabe, se realiza a penas seis meses después del viaje de Trump a Riad en mayo, cuando ambos líderes anunciaron acuerdos de cooperación armamentística y de inversiones.
Donald Trump dedicó al príncipe saudí, una gran ceremonia en el jardín sur de la residencia presidencial, para luego trasladarse junto con él, a la Oficina Oval para una reunión privada que culminó con una cena de gala.
Bin Salmán se alojó en la Casa Blanca, en un espacio reservado para los líderes extranjeros frente a la Casa Blanca, donde este año se han hospedado también el presidente francés, Emmanuel Macron, el argentino Javier Milei y el Ucraniano Volodímir Zelenski. Le podría interesar: Donald Trump alerta: “No descarto nada con Venezuela”
Los temas que fueron conversados
El presidente Donald Trump persuadió al príncipe para que se sume a los Acuerdos de Abraham, impulsados durante el primer mandato del republicano para normalizar las relaciones entre Israel y varios países árabes.
La incorporación de Arabia Saudí supondría una reestructuración clave de las alianzas en la región, dada la importancia de Riad. La anterior Administración de Joe Biden intentó que los saudíes se unieran al plan, pero los esfuerzos se vieron frustrados por los atentados de Hamás del 7 de octubre de 2023 y la posterior ofensiva israelí sobre la Franja de Gaza.
Arabia Saudí reiteró que no establecerá relaciones con Israel hasta que exista una vía creíble e irreversible hacia la creación de un Estado palestino. El Gobierno de Trump quiere convencer a Riad de que su plan para Gaza y el actual alto el fuego en el enclave, suponen un primer paso en esa dirección, aunque Israel ha dejado claro que nunca aceptará la creación de un Estado palestino. Lea también:Estados Unidos declarará al Cártel de los Soles como organización terrorista extranjera
Los cazas F-35, sobre la mesa
Bin Salmán llegó a Washington con una petición muy concreta: que Trump autorice la venta a Arabia Saudí de los F-35, los aviones de combate furtivos más avanzadas del mundo, que solo fabrica EE.UU.
Aunque no está claro que la transferencia vaya a formalizarse durante la reunión, Trump dijo a la prensa que dará luz verde a la venta: “Sí, diré que lo haremos, que venderemos F-35”.
Washington ha visto hasta ahora con recelo la venta de esos aviones al considerar que podría alterar el equilibrio de fuerzas en Oriente Medio sin antes concretar una normalización entre Arabia Saudí e Israel.
También teme que la sofisticada tecnología de los F-35 pudiera acabar en manos de China, dada la buena relación entre Riad y Pekín. Lea también: Estados Unidos anuncia que extenderá sus acciones militares en toda Latinoamérica
El asesinato de Khashoggi
La visita de Bin Salmán es la primera que realiza a EE.UU. desde el asesinato en 2018 del periodista y disidente saudí Jamal Khashoggi, columnista del Washington Post que fue descuartizado en el consulado de su país en Estambul, adonde había acudido para obtener la documentación necesaria para casarse con su prometida.
La CIA determinó que Bin Salmán aprobó el asesinato dada su omnipotencia sobre todos los aparatos de seguridad del reino, pero el príncipe ha negado desde el principio su implicación.
Tras el crimen, Trump minimizó la responsabilidad de Arabia Saudí, priorizando la alianza estratégica con Riad, mientras que su sucesor, Joe Biden, prometió tratar a Bin Salmán como un “paria”, aunque cambió de postura y se reunió con el príncipe en Arabia Saudí en 2023, empujando por los intereses de Washington en la región, como el petróleo.

