Brasil creará un fondo para financiar la transición energética y promover “la justicia climática” que se nutrirá con “parte de las ganancias de la explotación de petróleo”, según anunció este viernes el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, en la cumbre de líderes de la COP30, en Belém.
“El mundo necesita una hoja de ruta clara para acabar con esa dependencia de los combustibles fósiles”, dijo Lula en una mesa de trabajo sobre transición en la que participaron algunos líderes mundiales, entre ellos el secretario general de la ONU, António Guterres.
Lula no ofreció más detalles sobre plazos para la implementación de dicho fondo o sobre si los recursos provendrán de la empresa estatal Petrobras o de todo el sector en general. Brasil está actualmente entre los diez mayores productores de petróleo del mundo.
Petrobras anunció que obtuvo un beneficio neto de $32.705 millones de reales en el tercer trimestre, lo que supone un 22,7% más con respecto al resultado del segundo. Le podría interesar: Acuerdos preliminares y tensiones: así avanza la COP30 en la Amazonía
Desde que asumió el poder, Lula ha dado el papel de “inductor” del crecimiento del país a Petrobras, de control estatal, aunque con acciones negociadas en la bolsa.
Ecologistas y sus criticas a la COP30
Por otro lado, en vísperas de la COP30, su Gobierno recibió críticas por parte de organizaciones ecologistas por respaldar la exploración de petróleo en yacimientos marinos cerca de la desembocadura del río Amazonas, una región de alto valor ecológico.
Lula también presentó otras opciones para financiar una transición energética “justa, equitativa y ordenada” para los países en desarrollo, como “intercambiar deuda pública por financiación para iniciativas de mitigación”.
También se refirió a los minerales críticos, esenciales para fabricar baterías, paneles solares y otros equipamientos de alta tecnología, y que están jugando un rol fundamental en el actual tablero geopolítico. Lea también:Petro estalla contra Trump y lo culpa del posible colapso climático
En este sentido, defendió que, con la intención de generar empleo y asegurar la seguridad energética, “los países en desarrollo necesitan participar de todas las etapas de la cadena global de valor” de tales minerales críticos.

