En un encuentro cargado de expectativas, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo chino, Xi Jinping, iniciaron este jueves una cumbre en la ciudad surcoreana de Busan, con el objetivo de avanzar hacia un nuevo entendimiento económico entre las dos principales potencias del mundo.
El encuentro, celebrado en la Base Aérea de Gimhae, marcó el primer cara a cara entre ambos líderes desde que Trump regresó a la Casa Blanca. El mandatario estadounidense abrió la jornada con un tono optimista, afirmando que esperaba una “reunión muy exitosa”, aunque no perdió la oportunidad de bromear sobre su interlocutor: “Es un negociador muy duro, eso no es bueno”, comentó entre risas al estrechar la mano de Xi ante las cámaras.
Tras el saludo protocolario, ambos dirigentes se trasladaron a una sala de reuniones junto a sus respectivas delegaciones. Trump destacó el “gran honor” de volver a encontrarse con quien describió como “un amigo de mucho tiempo” y aseguró que existen “muchas coincidencias” entre ambas naciones, pese a las tensiones que han marcado su relación en los últimos años.

Por su parte, Xi Jinping subrayó la importancia del diálogo y la cooperación, señalando que “es normal que las dos principales economías del mundo tengan fricciones de vez en cuando”. Sin embargo, insistió en que la relación entre China y Estados Unidos debe basarse en la asociación y la amistad, más que en la confrontación.
Un intento por reencauzar la relación bilateral
El líder chino destacó que, a su juicio, el desarrollo de China puede ir “de la mano” con la visión de Trump de “Hacer América Grande de Nuevo”, en referencia al lema de campaña del republicano. En ese sentido, elogió el “ambiente constructivo” de la reunión, que se da pocos días después de que los equipos económicos de ambos países alcanzaran un consenso básico en Kuala Lumpur.
El encuentro de Busan representa una oportunidad clave para reanudar las conversaciones comerciales suspendidas desde hace meses y que buscan resolver la disputa arancelaria que enfrenta a ambas economías. Actualmente, Washington mantiene aranceles del 30 % sobre productos chinos, mientras que Pekín aplica gravámenes del 10 % a los bienes estadounidenses, cifras que llegaron a ser mucho más altas durante el punto álgido de la guerra comercial iniciada por Trump en abril pasado.
Temas previstos en la agenda entre Estados Unidos y China
Entre los temas previstos en la agenda figuran la regulación de TikTok en Estados Unidos, las restricciones tecnológicas impuestas a empresas chinas y la delicada situación de Taiwán, asuntos que han tensado el vínculo bilateral en los últimos años.
Fuentes cercanas a la delegación estadounidense aseguraron que Trump pretende avanzar hacia un nuevo acuerdo comercial parcial, que podría incluir la reducción gradual de aranceles a cambio de mayores garantías de reciprocidad en inversiones y propiedad intelectual.
Desde el lado chino, se espera que Xi insista en la necesidad de “una relación equilibrada y mutuamente beneficiosa”, mientras intenta proteger los intereses estratégicos de Pekín en sectores clave como la tecnología y la energía.

