Un sismo de magnitud 6,9 sacudió el centro de Filipinas durante la noche del martes, dejando un saldo provisional de al menos 69 muertos y múltiples heridos, mientras las autoridades y rescatistas continuaban las labores de búsqueda entre los escombros.
El epicentro se localizó a apenas 5 kilómetros de profundidad en una falla submarina, a unos 19 kilómetros al noreste de la ciudad de Bogo, en la provincia de Cebú, donde se registró la mitad de los decesos.
El movimiento telúrico se produjo en horas nocturnas, cuando muchas personas dormían en sus hogares, y provocó derrumbes de viviendas y daños en infraestructuras clave. “Todavía estamos en la fase crítica de búsqueda y rescate”, afirmó Bernardo Rafaelito Alejandro IV, subdirector de la Oficina de Defensa Civil. “Aún hay muchos reportes de personas que quedaron atrapadas o fueron golpeadas por los escombros”. Lea: Fuerte temblor de magnitud 7.0 golpea a Filipinas este 30 de septiembre
Labores de rescate dificultadas por lluvias y derrumbes
Los equipos de emergencia han desplegado retroexcavadoras y perros rastreadores para localizar sobrevivientes entre las viviendas colapsadas. La situación se complica debido a la lluvia intermitente y a los desperfectos en carreteras y puentes, lo que limita el acceso a zonas rurales afectadas.

Según Rex Ygot, funcionario de mitigación de desastres de la ciudad de Bogo, operarios intentaban trasladar una retroexcavadora a una aldea montañosa afectada por un deslave de tierra y rocas.
Glenn Ursal, otro funcionario de la misma área, destacó los riesgos que enfrentan los equipos de rescate: “Es difícil moverse en la zona porque hay peligros”, y añadió que algunos sobrevivientes fueron trasladados a hospitales desde las áreas más afectadas.
Entre los decesos se incluyen tres miembros de la guardia costera, un bombero y un niño que perecieron al intentar escapar de un complejo deportivo durante un partido de baloncesto interrumpido por el sismo en los pueblos de Medellín y San Remigio.
El Instituto Filipino de Vulcanología y Sismología (Phivolcs) emitió inicialmente una alerta de tsunami para la costa de Cebú y las provincias vecinas de Leyte y Biliran, debido a olas que podrían alcanzar un metro de altura, aunque posteriormente el aviso fue levantado tras no registrarse ningún evento marítimo significativo. Aun así, miles de residentes permanecieron fuera de sus hogares, buscando refugio en espacios abiertos y parques debido al temor a nuevas réplicas, que superan las 600 hasta el momento.

Filipinas enfrenta múltiples desastres naturales
El terremoto golpea a una región que todavía se recupera de la tormenta tropical que azotó la zona el pasado viernes, causando al menos 27 muertes por ahogamientos y caída de árboles, cortes de electricidad y evacuaciones masivas. Las autoridades locales han cerrado escuelas y oficinas gubernamentales mientras se realizan inspecciones estructurales para garantizar la seguridad de los edificios.
“Esto fue realmente traumático para la gente. Han sido azotados por una tormenta y luego sacudidos por un terremoto”, señaló Teresito Bacolcol, director del Phivolcs, advirtiendo sobre la vulnerabilidad de las laderas empapadas a deslizamientos de tierra y barro en caso de nuevos movimientos sísmicos.

Filipinas se encuentra en el llamado “Anillo de Fuego” del Pacífico, una región con alta actividad tectónica, donde los terremotos y erupciones volcánicas son frecuentes. El archipiélago también enfrenta alrededor de 20 tifones y tormentas al año, lo que agrava la exposición de la población a desastres naturales.
Mientras tanto, gobiernos de Estados Unidos, Japón, Australia y la Unión Europea han expresado su disposición a apoyar a Filipinas ante esta emergencia. MaryKay Carlson, embajadora de Estados Unidos en el país, aseguró en X: “Estamos listos para apoyar la respuesta del gobierno filipino como amigos, socios, aliados”.