El orden y la limpieza, son aspectos muy importantes en el hogar y por los cuales nos debemos preocupar, ya que nos permite gozar de salud y bienestar, si lo hacemos de una manera adecuada. En ocasiones usamos un sinnúmero de productos para llevar a cabo esta ardua tarea y sin saberlo podemos estar usando sustancias nocivas para la salud y el medio ambiente.
Esto lo deja en evidencia un estudio realizado por la Universidad de Bergen, en Noruega de 2018 ha demostrado que la exposición diaria a ciertos productos de limpieza puede ser nociva para los pulmones como fumar cigarrillos. Compuestos como el cloro, el benceno y los ambientadores sintéticos convierten muchos hogares en espacios altamente tóxicos.
Aquí te contamos qué dice la investigación, cuáles son las sustancias más riesgosas y cómo reducir el impacto en tu vida cotidiana. Lee también: Beber café o té podrían exponerte a microplásticos: alerta por efectos en la salud.

¿Qué dice la investigación de la toxicidad en productos de limpieza?
Los investigadores realizaron el análisis con más de 6.000 personas de ambos sexos durante varios años, encontraron que las mujeres “que limpian en el hogar o que trabajan como limpiadoras profesionales habían presentado un aceleramiento en la disminución de su función pulmonar”. Entre las preguntas realizadas a las personas, destacan: ¿Ustedes mismos limpian la casa? ¿Trabajan como limpiadores profesionales? ¿Con qué frecuencia usaban productos de limpieza líquidos y aerosoles?, entre otras.
Los resultados mostraron que las mujeres que limpiaban su casa como mínimo una vez a la semana o que trabajaban como limpiadoras profesionales, tenían una disminución acelerada en la capacidad pulmonar. Sugiriendo que las exposiciones relacionadas con las actividades de limpieza pueden constituir un riesgo para la salud respiratoria a largo plazo.
En el estudio realizan la afirmación de que la disminución de la función pulmonar puede ser comparada con fumar un paquete de 20 cigarrillos al día durante un periodo que puede ir de los 10 a los 20 años.
En el caso de los hombres que hicieron parte de esta investigación, señalan que no encontraron los mismos efectos dañinos pese a que estos también se dedicaban a labores de limpieza doméstica.
Los químicos más peligrosos dentro de casa
El estudio advierte que los químicos más dañinos no son siempre los más evidentes. En productos de uso diario se encuentran sustancias como:
- Cloro: presente en blanqueadores y desinfectantes, irrita pulmones, piel y ojos.
- Benceno y formaldehído: frecuentes en ambientadores y velas aromáticas, están clasificados como cancerígenos.
- Paradiclorobenceno: usado en repelentes y naftalina, afecta el sistema nervioso.
- Compuestos orgánicos volátiles (COVs): liberados por aerosoles, limpiadores y desinfectantes, contribuyen a la contaminación del aire interior.
Estos químicos no solo contaminan el aire que respiramos, sino que también tienen efectos acumulativos a largo plazo, según detalló la investigación.
Impacto en la salud: lo que dice la ciencia
El estudio concluyó que la disminución de la función pulmonar en quienes usaban limpiadores en aerosol varias veces a la semana era similar a fumar entre 10 y 20 cigarrillos al día. Además, la exposición constante incrementa el riesgo de asma, bronquitis crónica y sensibilidad química.
“Lo preocupante es que muchas de estas sustancias se inhalan sin darnos cuenta, ya que se difunden lentamente en espacios cerrados”, explicó la investigación. El impacto es aún mayor en personas que trabajan como limpiadores profesionales, quienes presentan un deterioro acelerado en comparación con el promedio de la población.

Cómo reducir la toxicidad en tu hogar
Expertos y organizaciones como la OMS recomiendan cambios simples para disminuir la exposición:
1. Ventilar todos los espacios: abrir ventanas y usar extractores para renovar el aire.
2. Elegir productos naturales: vinagre, bicarbonato y limón son opciones efectivas y seguras.
3. Evitar aerosoles y ambientadores sintéticos: sustitúyelos por esencias naturales o plantas aromáticas.
4. Leer etiquetas: busca productos libres de cloro, amoníaco y fragancias artificiales.
5. Usar protección: guantes y mascarillas al manipular químicos fuertes.