Evie Gore, una niña británica de apenas 10 años, ha vivido más pruebas de supervivencia que muchos adultos. En su corta vida enfrentó dos paros cardiacos y un trasplante de corazón, un procedimiento que fue posible gracias a un dispositivo con tecnología desarrollada originalmente por la NASA.
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Redacción MundoTras sufrir un paro cardíaco que la dejó sin latidos por 31 minutos, los médicos lograron reanimarla y mantenerla con vida hasta que recibió un trasplante de corazón en 2022. Hoy, gracias a la ciencia, Evie puede jugar, hacer deporte y hasta actuar en obras de teatro como cualquier otra niña de su edad, según reseñó La República.
Su madre, Sarah, asegura que cada día es un regalo: “Ella está aprovechando al máximo su nueva oportunidad de vida”. Le recomendamos: NASA y el plan secreto para instalar un reactor nuclear en la Luna
El terrible diagnóstico de Evie Gore
Todo comenzó en diciembre de 2020, cuando Evie empezó a quejarse de fuertes dolores abdominales. Una convulsión llevó a su madre a llevarla al hospital, donde descubrieron que su corazón no funcionaba bien. Durante la hospitalización sufrió dos paros cardiacos y fue diagnosticada con cardiomiopatía restrictiva e hipertrófica, una condición grave que comprometía seriamente su futuro.
Los médicos advirtieron que sin un trasplante, Evie no tendría más de cinco años de vida. Desde entonces, la familia entró en una angustiosa espera por un donante, hasta que en abril de 2022 llegó la oportunidad que le devolvió la esperanza. Lea: La NASA logró capturar un vuelo supersónico rompiendo la barrera del sonido
La tecnología espacial al servicio de la vida
Durante su recuperación, los médicos recurrieron a un procedimiento innovador: crear un orificio entre las dos cámaras superiores de su corazón para mejorar el flujo sanguíneo. Esto fue posible gracias a un dispositivo ASD Occluder, fabricado con Nitinol, un material diseñado originalmente por la NASA y utilizado en las ruedas de los rovers que exploran Marte.
Ese avance permitió estabilizar la salud de Evie y darle una nueva vida. Hoy practica deportes escolares, monta a caballo y despliega sus talentos artísticos en producciones teatrales.
Su progreso ha sorprendido a médicos y familiares, convirtiéndose en un ejemplo de cómo la ciencia y la tecnología, incluso aquella pensada para la exploración espacial, pueden cambiar radicalmente la vida de una persona.