Al menos 63 palestinos murieron este sábado en medio de una nueva jornada de bombardeos del Ejército israelí sobre distintos puntos de la Franja de Gaza. Entre las víctimas figuran al menos siete personas que aguardaban por la distribución de alimentos en instalaciones de la Fundación Humanitaria para Gaza (GHF), según confirmaron fuentes médicas y de la Defensa Civil a la agencia EFE.
“En las últimas 24 horas, las fuerzas de ocupación israelíes han intensificado sus bombardeos y la matanza de civiles en la Franja de Gaza. Se han registrado 63 muertos, entre ellos 19 niños y 7 mujeres, así como numerosas personas hambrientas y en espera de ayuda, y cientos de heridos”, denunció Mahmoud Basal, portavoz de la Defensa Civil en Gaza. Lea: Ejército israelí sigue masacrando a palestinos: este sábado van 50 muertos
La ciudad de Gaza, particularmente en el área cercana al Estadio Palestino, fue uno de los puntos más golpeados durante la madrugada. Allí murieron doce personas, diez de ellas miembros de una misma familia que se refugiaba en el lugar junto a otros desplazados. Personal del Hospital Al Shifa confirmó que otras ocho personas perdieron la vida en ataques contra viviendas.
Ataques afectan puntos de distribución de ayuda alimentaria
Los bombardeos también impactaron instalaciones de ayuda humanitaria. En Rafah, al sur del enclave, al menos seis palestinos fueron abatidos cuando se encontraban cerca de un punto de distribución gestionado por la GHF. Otro civil murió en circunstancias similares en un complejo cercano al Corredor de Netzarim, en el centro del territorio.
Estas muertes coinciden con la reciente revelación del diario israelí Haaretz, que expuso órdenes dadas a soldados en Gaza para disparar contra palestinos que se acerquen a centros de ayuda fuera de los horarios establecidos. Aunque la GHF aseguró que no tiene conocimiento de estos hechos, expresó su preocupación por la denuncia: “La GHF no tiene conocimiento de ninguno de estos incidentes, pero estas acusaciones son demasiado graves como para ignorarlas, por lo que instamos a Israel a que las investigue y publique los resultados de forma transparente y oportuna”.

Desde finales de mayo, han circulado videos y testimonios que respaldan estas acusaciones, mostrando a civiles heridos por disparos mientras esperaban comida. Las autoridades sanitarias estiman que más de 550 personas han muerto y unas 4.000 han resultado heridas cerca de estos puntos en el último mes.
La ofensiva israelí también destruyó al menos 23 edificios residenciales en zonas como Yabalia, el barrio de Al Tuffah, el campamento de Al Shati y Jan Yunis. En esta última localidad, un ataque aéreo cobró la vida de tres hermanos que dormían en una tienda de campaña en Al Mawasi, área que hasta marzo era considerada segura para los civiles.
“Nos enfrentamos a grandes dificultades para responder a todos los lugares atacados y a las llamadas de socorro de los ciudadanos debido a la imposibilidad de llegar y a la falta de equipo, recursos y combustible”, advirtió Basal, quien reiteró que los constantes bombardeos impiden atender adecuadamente a las víctimas.
Hasta el momento, el Ejército israelí ha justificado algunas de sus acciones como “disparos de advertencia” contra personas que presuntamente representaban “una amenaza” o se desviaron de rutas autorizadas, aunque el número exacto de muertos por estas órdenes continúa sin esclarecerse.