En medio de un panorama de tensión creciente en Oriente Medio, la tregua entre Irán e Israel anunciada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, colapsó en menos de una hora, dejando al descubierto la fragilidad de los acuerdos alcanzados en contextos de alta conflictividad.
Ambos gobiernos se acusaron mutuamente de haber violado el alto el fuego, generando dudas sobre la viabilidad de una desescalada real en el conflicto.
El mandatario estadounidense aseguró el lunes en la noche que las partes habían pactado un “UN ALTO AL FUEGO TOTAL y COMPLETO”, el cual, según dijo, entraría en vigor a las 4:00 a. m. hora local. En un mensaje posterior en su red social, Trump reiteró: “EL ALTO AL FUEGO YA ESTÁ EN VIGOR. ¡POR FAVOR NO LO VIOLEN!”. Lea: Irán desmiente a Trump: no hay acuerdo de alto al fuego con Israel
Pese al anuncio, en las horas previas y posteriores al horario estipulado se registraron ataques aéreos de ambas naciones. Cuatro personas murieron en el sur de Israel y nueve más en el norte de Irán como resultado de los enfrentamientos.
Intercambio de acusaciones complica el panorama en Oriente Medio
Israel fue el primero en pronunciarse oficialmente tras el anuncio de Trump. El gobierno declaró que aceptaba el alto al fuego y aseguró haber alcanzado los objetivos planteados desde el inicio de la ofensiva, el pasado 13 de junio. “Israel reaccionará con fuerza ante cualquier violación del alto al fuego”, indicó el Ministerio de Defensa en un comunicado en el que además se afirmó que el ejército había “eliminado una doble amenaza existencial inmediata: nuclear y balística”.
Sin embargo, poco después, el ministro israelí de Defensa, Israel Katz, denunció el lanzamiento de dos misiles iraníes. “Responderemos con fuerza”, afirmó. Por su parte, Teherán negó haber realizado disparos “en las últimas horas” y acusó a Israel de atacar su territorio tras la entrada en vigor del cese de hostilidades.
Aunque Irán no reconoció oficialmente la tregua, su Consejo de Seguridad Nacional calificó la situación como “un triunfo que ha forzado al enemigo a arrepentirse, aceptar la derrota y cesar unilateralmente su agresión”. El mismo comunicado advirtió que el país “permanece en alerta, con los dedos en el gatillo, listo para una respuesta decisiva que hará arrepentirse a quien lance una agresión”.

El conflicto se agravó el domingo cuando Trump ordenó bombardear tres instalaciones nucleares iraníes en Fordo, Isfahán y Natanz. Según el Pentágono, esos ataques “devastaron el programa nuclear iraní”. Sin embargo, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha pedido acceso a las zonas afectadas para poder verificar los daños, aunque advierte que aún no hay información concluyente.
En respuesta al ataque estadounidense, Irán lanzó proyectiles contra la base militar de Al Udeid en Catar, considerada la mayor instalación de EE. UU. en la región. Los misiles fueron interceptados, y Trump calificó la ofensiva como “muy débil”. Catar condenó la acción como un “acto inaceptable”, mientras que Irán afirmó que se trató de una respuesta en “legítima defensa” contra Washington.
La guerra ha cobrado la vida de más de 400 personas en Irán y ha dejado más de 3.000 heridos, la mayoría civiles, de acuerdo con cifras oficiales. En Israel, los ataques iraníes han dejado un saldo de 28 muertos, incluyendo los cuatro fallecidos este martes.
Mientras la comunidad internacional —incluyendo a China, Arabia Saudita, Rusia y la Unión Europea— celebró el anuncio del alto al fuego, el presidente francés Emmanuel Macron advirtió que la situación sigue siendo “volátil e inestable” y alertó sobre el “riesgo al alza” de que Irán continúe enriqueciendo uranio de forma clandestina.