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¿La inteligencia artificial está afectando nuestra forma de pensar?

Un grupo de científicos analizó cómo cambia el comportamiento cerebral tras interactuar con ciertas tecnologías cada vez más comunes.

¿La inteligencia artificial está afectando nuestra forma de pensar?

¿La inteligencia artificial está afectando nuestra forma de pensar?. // Foto: 123RF.

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Un reciente estudio realizado por el MIT Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts ha encendido las alertas sobre las consecuencias cognitivas del uso intensivo de modelos de lenguaje como ChatGPT en contextos educativos. Aunque los investigadores piden cautela en la interpretación de los resultados, aseguran que publicaron los primeros hallazgos con el objetivo de generar “preocupación”.

El análisis, liderado por la investigadora Nataliya Kosmyna, es pionero en cuantificar de forma directa los efectos que tiene en el cerebro humano la interacción prolongada con herramientas de inteligencia artificial generativa. Si bien reconocen que no se puede afirmar que este tipo de tecnología “nos esté volviendo tontos”, sostienen que ya es posible observar alteraciones relevantes en la actividad cerebral de los usuarios. Lea: Humanos vs IA: la batalla por la eficiencia ya comenzó

“No. Por favor, no usen palabras como ‘estúpido’, ‘tonto’, ‘descerebrado’, etc. Le hacen un gran daño a este trabajo, ya que no usamos este vocabulario en el artículo”, aclararon los autores, preocupados por evitar interpretaciones simplistas o sensacionalistas.

La investigación se centró específicamente en evaluar el costo cognitivo de utilizar modelos de lenguaje de gran escala (LLM, por sus siglas en inglés), como ChatGPT, en la redacción de ensayos académicos. Los expertos destacan que, como cualquier herramienta, la IA conlleva tanto beneficios como limitaciones, y que es clave comenzar a medir su impacto real.

¿La inteligencia artificial está afectando nuestra forma de pensar?
¿La inteligencia artificial está afectando nuestra forma de pensar?

¿Cómo fue diseñado el experimento que midió los efectos cerebrales?

El estudio contó con la participación de 54 personas, quienes fueron divididas en tres grupos experimentales: un grupo utilizó únicamente un modelo de lenguaje como ChatGPT; otro se apoyó en un motor de búsqueda convencional; y el tercero no tuvo acceso a ningún tipo de herramienta tecnológica, confiando únicamente en sus propios conocimientos.

Cada participante debió redactar ensayos en tres sesiones diferentes, manteniendo el mismo tipo de asistencia en cada caso. Sin embargo, en una cuarta sesión, se alteraron las condiciones: quienes habían utilizado IA debieron hacerlo sin ayuda tecnológica, y quienes no habían usado ninguna herramienta, recibieron acceso a modelos de lenguaje.

Durante todas las sesiones, los investigadores monitorearon la actividad cerebral mediante electroencefalografía (EEG) para evaluar la carga cognitiva y el compromiso mental de los participantes. Además, realizaron entrevistas posteriores y utilizaron un sistema mixto de evaluación con jueces humanos y un agente de IA especialmente entrenado para calificar los textos producidos.

¿Qué hallazgos reportó el MIT sobre el uso de ChatGPT y el cerebro?

De acuerdo con el informe publicado por el MIT Media Lab, los datos recopilados muestran diferencias claras en los patrones de conectividad neuronal entre los tres grupos. En términos simples, a mayor dependencia de herramientas externas, menor fue la actividad y cohesión de las redes cerebrales involucradas en el proceso de escritura.

“La conectividad cerebral disminuyó sistemáticamente con la cantidad de apoyo externo: el grupo Solo Cerebro exhibió las redes más fuertes y de mayor alcance, el grupo Motor de Búsqueda mostró un compromiso intermedio y la asistencia LLM (de la IA con ChatGPT) generó el acoplamiento general más débil”, señala el estudio.

¿La inteligencia artificial está afectando nuestra forma de pensar?. // Foto: 123RF.
¿La inteligencia artificial está afectando nuestra forma de pensar?. // Foto: 123RF.

Uno de los momentos clave del experimento ocurrió durante la cuarta sesión, cuando quienes habían estado utilizando IA pasaron a trabajar sin ella. En ese punto, su actividad cerebral fue notoriamente inferior, con menor activación de las redes alfa y beta.

En contraste, los usuarios que empezaron a utilizar IA después de haber trabajado sin ayuda mostraron un aumento en su capacidad de memoria y una reactivación de zonas cerebrales clave para el procesamiento visual y la planificación, como las regiones occipitoparietales y prefrontales.

A pesar de la contundencia de estos hallazgos, los investigadores aclaran que se trata de un estudio preliminar. El artículo aún no ha sido revisado por pares y la muestra de participantes es limitada. Sin embargo, destacan la importancia de abrir el debate sobre los posibles riesgos cognitivos del uso generalizado de estas tecnologías.

“La autora principal de su artículo, Nataliya Kosmyna, consideró importante publicar los hallazgos para generar preocupación sobre la posibilidad de que, a medida que la sociedad recurre cada vez más a la IA para su conveniencia inmediata, se sacrifique el desarrollo cerebral a largo plazo”, concluye el informe.

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