Cuando pensamos en Chile, muchos imaginan un país angosto pegado a la cordillera de los Andes y al océano Pacífico. Y sí, esa imagen es cierta pero incompleta. Este país Suramericano es mucho más que su franja continental: también incluye islas lejanas en el Pacífico y un enorme territorio en la Antártica. Por eso, se le conoce como un país tricontinental, algo que ningún otro país de América Latina puede decir.
Viajar por Chile es como hacer varios viajes en uno. Puedes pasar de un desierto a una isla volcánica o de un glaciar a una playa tropical. Todo bajo la misma bandera. Lee también: Esta es la ciudad latinoamericana en la que casi nunca llueve.

¿Qué significa ser tricontinental?
Este país de América Latina tiene tres zonas claramente definidas:
Chile continental: es el que todos conocemos, desde el desierto de Atacama en el norte, pasando por viñedos y grandes ciudades como Santiago, hasta los fiordos y bosques del sur.
Chile insular: aquí están islas fascinantes como el Archipiélago Juan Fernández, las Islas Desventuradas y la famosa Isla de Pascua, en Oceanía. Sí, Chile tiene un pedacito de Polinesia.
Territorio Chileno Antártico: una porción del continente blanco donde hay bases científicas y un paisaje helado impresionante. Aunque no es un lugar turístico convencional, forma parte del mapa chileno.
Tres océanos, un solo país
Gracias a su ubicación y sus territorios, Chile tiene presencia en tres océanos:
Pacífico: bordea casi toda su costa occidental y le da ese aire marítimo a ciudades como Valparaíso o Viña del Mar.
Atlántico: aunque no es muy evidente, Chile llega hasta el Atlántico en el extremo sur, por el paso de Drake, cerca del Cabo de Hornos.
Antártico: al sur del sur, el océano Antártico rodea el territorio chileno en la Antártica.
Esto hace que sus paisajes marinos sean muy variados, desde playas soleadas hasta costas llenas de hielo flotante.
¿Por qué Chile es especial para los viajeros?
Chile es perfecto para quienes aman la naturaleza, la aventura y la diversidad. Puedes:
-Caminar por el desierto más seco del mundo (Atacama).
-Visitar los misteriosos moáis de Isla de Pascua.
-Navegar entre glaciares en la Patagonia.
-Probar vinos de clase mundial en el Valle de Colchagua.
-Asomarte al fin del mundo en Punta Arenas o Puerto Williams.
Y lo mejor es que todo esto ocurre en un solo país. No necesitas visas múltiples ni cambiar de idioma. Solo ganas de explorar. Lee también: Joyas turísticas: 4 centros históricos encantadores de América Latina.
