En el imaginario geográfico de Sudamérica, resulta fácil identificar a Bolivia como una nación sin acceso al mar. Lo que muchos desconocen es que Paraguay también comparte esa condición: es el segundo y único otro país del subcontinente que carece de litoral marítimo. Esta situación no es producto de guerras o disputas recientes, sino de una configuración histórica que data de la época colonial.
A diferencia de Bolivia, que perdió su costa tras la Guerra del Pacífico en el siglo XIX, Paraguay nunca ha tenido salida directa al mar. Desde la reorganización del virreinato del Perú en 1617 y la posterior constitución del Virreinato del Río de la Plata, el territorio paraguayo quedó definido como una región interior, rodeada por lo que hoy conocemos como Argentina, Bolivia y Brasil.
Esta característica, sin embargo, no ha impedido que el país desarrolle una conexión económica, comercial y turísticas. Su ubicación estratégica en el corazón del continente le permite utilizar el sistema hidrográfico para transportar mercancías a través de una de las redes fluviales más importantes del continente y a su vez, lo hace un punto de referencia y disfrute para locales y turistas. Lee también: Estos son los 6 sitios más surrealista del mundo, dos están en Latinoamérica.
Sus ríos impulsan el comercio y la economía
Paraguay ha hecho de su condición de país sin mar una oportunidad para desarrollar su industria naval fluvial. El país cuenta con una de las mayores flotas de barcos de carga en el mundo, superada solo por potencias con grandes ríos navegables. Estas embarcaciones transportan alimentos como carne, arroz, aceite y otros productos agrícolas, que representan buena parte de las exportaciones nacionales.
El puerto de Asunción, y otros puntos clave como Villeta, contribuyen a mantener activa una economía que depende en gran medida de sus exportaciones agrícolas. A través del sistema conocido como la Hidrovía Paraguay-Paraná, el país accede a puertos marítimos de Argentina, Uruguay y Brasil, abriéndose paso hacia los mercados internacionales. Este corredor fluvial, compartido por cinco países, ha sido clave para la integración comercial regional.

Sin litoral pero con grandes atractivos naturales para el turismo
Aunque la ausencia de costa puede parecer una desventaja, Paraguay ha sabido convertir esta condición en una parte de su identidad nacional. Para muchos paraguayos, la relación con sus ríos es tan profunda que el mar no se extraña. Las playas de agua dulce a orillas del río Paraná o del lago Ypacaraí son destinos turísticos internos que cada año reciben miles de visitantes, así como también, los saltos de capitán Bado, un sistema de cascadas que resalta la rica herencia biodiversa de este país, las dunas de San Cosme y Damián, estas grandes acumulaciones de arena de alrededor de 30 metros de altura se encuentran en el centro del lago Yacyretá, el cual es formado por la aguas del río Paraná, lo que las hace un destino ideal para conocer y disfrutar por parte de turistas y locales. Lee también: 5 maravillas de Centroamérica que enamoran a los turistas.