El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que a partir del próximo 4 de junio entrará en vigor un nuevo incremento arancelario que afectará directamente al acero importado. La tarifa pasará del 25 al 50 por ciento, lo que representa una duplicación de los aranceles que estaban vigentes desde marzo de este año.

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ColprensaEl anuncio fue realizado durante un mitin en la planta de la siderúrgica US Steel, en Pensilvania, donde el mandatario justificó la medida como un paso decisivo para proteger la industria nacional. “Vamos a imponer un aumento del 25 por ciento. Vamos a elevar los aranceles sobre el acero que entra en Estados Unidos del 25 por ciento al 50 por ciento, lo que reforzará aún más la seguridad de la industria siderúrgica estadounidense. Nadie lo va a eludir”, afirmó ante los asistentes. Lea: Donald Trump acusa a China de romper pacto y reaviva tensión comercial
Horas después, Trump ratificó la decisión en su cuenta de Truth Social, señalando que la medida será efectiva desde el 4 de junio. “Nuestras industrias del acero y el aluminio se están recuperando como nunca antes”, escribió.
Un nuevo giro en la política comercial de Trump
Esta decisión se enmarca en una escalada de tensiones comerciales con China y Europa. El mandatario acusó recientemente al Gobierno chino de haber “violado” la tregua arancelaria pactada entre ambos países apenas dos semanas atrás, y amenazó con extender el aumento del 50 por ciento a todas las exportaciones provenientes de la Unión Europea. En el caso europeo, se prevé que las nuevas tasas comiencen a aplicarse desde el 1 de junio.
Trump defendió los beneficios que esta política traerá a la industria nacional, señalando que el objetivo es cuidar a los trabajadores siderúrgicos estadounidenses. “No queremos que el futuro de Estados Unidos se construya con acero de mala calidad de Shanghai; queremos que se construya con la fuerza y el orgullo de Pittsburgh. Es acero de Pittsburgh, es acero estadounidense, y será algo aún más especial cuando se inviertan miles de millones de dólares en nuevos equipos aquí”, aseguró.
El presidente también criticó el volumen de acero importado en los últimos años, calificándolo como una “cifra increíblemente loca” y remarcando que Estados Unidos obtenía este material “de todos lados”.
En medio de esta ofensiva comercial, una corte federal había suspendido el miércoles los aranceles impuestos por la Administración Trump, al considerar que el presidente se había extralimitado en sus funciones. Sin embargo, un tribunal de apelaciones revocó la decisión apenas un día después, permitiendo que las tarifas continuaran vigentes.
El discurso de Trump en Pensilvania también estuvo marcado por un gesto político: el apoyo a la compra de US Steel por parte de la japonesa Nippon Steel, una operación que el propio mandatario había criticado en el pasado. Su presencia en esa planta siderúrgica, en una región históricamente industrial, refuerza su intención de consolidar su base electoral de cara a la campaña presidencial.