La capital peruana, Lima, esconde un fenómeno que asombra a turistas de todo el mundo: está ubicada en medio de un desierto costero y, sin embargo, su cielo permanece cubierto de nubes gran parte del año. En esta ciudad peruana, llueve tan poco que cualquier gota es noticia. Pero eso no impide que los cerros se vistan de verde ni que la ciudad respire una humedad constante.

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Redacción MundoVisitar Lima es encontrarse con una paradoja climática. A pesar de recibir menos de 10 mm de lluvia al año, sus calles amanecen húmedas, el aire es fresco y en ciertas épocas del año, los paisajes áridos se transforman como por arte de magia. ¿Cómo lo logra? La respuesta está en un fenómeno atmosférico único en Sudamérica. Lee también: Joyas turísticas: 4 centros históricos encantadores de América Latina.
La niebla al poder
Durante los meses de invierno (de mayo a noviembre), Lima es abrazada por una niebla ligera y constante conocida como garúa. No es una lluvia tradicional: no cae en gotas ni moja intensamente, pero empapa todo a su paso. Esta niebla se condensa sobre techos, plantas y caminos, creando una sensación de humedad que sorprende a quienes visitan la ciudad por primera vez.
Gracias a la garúa, zonas elevadas de Lima como los cerros del sur o del este florecen sin necesidad de lluvias. Allí, nacen los llamados lomos de niebla, ecosistemas verdes que parecen sacados de una película, alimentados únicamente por la humedad del aire.
Cuando el desierto florece
Uno de los espectáculos más impresionantes que puedes presenciar si visitas Lima entre julio y septiembre es cómo el desierto cobra vida. A pesar de su aridez, el paisaje cambia por completo gracias a la constante presencia de neblina. Los cerros arenosos se tiñen de verde, y flores silvestres emergen entre las piedras como si hubieran sido regadas por una lluvia generosa.
Estos cambios naturales ofrecen una experiencia única para quienes buscan rutas de ecoturismo, caminatas y fotografía. Existen recorridos guiados que permiten explorar estos ecosistemas temporales, ideales para conectarse con la naturaleza y descubrir una Lima que pocos turistas conocen.

La ciencia explica el fenómeno
La explicación a este fenómeno está en un cóctel climático único: los vientos que llegan del mar Atlántico descargan su humedad al chocar con los Andes y dejan el lado occidental seco, lo que se conoce como “sombra de lluvia”. A eso se le suman las corrientes frías de Humboldt, la cual enfría el aire del Pacífico, y los vientos costeros crean esta atmósfera nublada y fresca. Aunque parezca contradictorio, Lima es una ciudad húmeda pero sin lluvia.
Y lo más fascinante es cómo sus habitantes han aprendido a convivir y aprovechar este fenómeno con proyectos como “Atrapanieblas” instalan redes en los cerros para capturar la niebla y convertirla en agua potable. Lee también: Estos 10 destinos europeos son lo más tranquilos, según ranking.